La famosa película de Walt Disney, Mary Poppins, se inspiró en la primera novela de éxito de una escritora inglesa de origen australiano. Pero ni la adaptación de Hollywood tuvo nada que ver con la obra original, ni la vida de su autora fue un ejemplo de mujer entrañable y amorosa con los niños. Y es que la vida de Pamela Lyndon Travers fue una vida llena de dificultades económicas y de lucha personal de una mujer más bien osca, encerrada en sí misma que buscó siempre su propio interés. Pamela, quien no dudó en separar a dos hermanos gemelos huérfanos para quedarse con el más sano y más adecuado según unas indicaciones astrológicas, convivió durante 30 años con una mujer sin importarle las habladurías y dejó escrito en su testamento que ningún americano pudiera nunca adaptar su obra literaria. Cuando Lyndon, como la llamaban los suyos, tenía siete años, su padre falleció de un ataque epiléptico. Su familia quedaba entonces en una complicada situación económica por lo que tuvo que pedir ayuda a su rica tía y se trasladaron a vivir a New South Wales donde vivieron durante una década.
Una infancia triste en Australia Helen Lyndon Goff nació el 9 de agosto de 1899 en Maryborough, Queensland, en Australia. Era la mayor de los tres hijos de Travers Robert Goff, un banquero arruinado y demasiado amante del alcohol, y Agnes Morehead, sobrina del que fue presidente de Queensland años antes.
Mirando al viejo continente
Lyndon era una niña cuando ya empezó a escribir y publicar algunos textos en periódicos locales. La pequeña también amaba la interpretación y viajó durante un tiempo con una compañía shakespeariana por Australia y Nueva Zelanda. Pero Lyndon siempre pensó que su oportunidad llegaría en la vieja Europa a la que se dirigió en el año 1924 y donde empezaría a escribir bajo el sobrenombre de P.L. Travers.
Pamela tuvo la ocasión de conocer en un viaje a Irlanda al poeta George Williams Russell, quien aceptó publicar algunos de sus poemas, y otros literatos irlandeses que la ilustraron en el mundo de la mitología. También conoció al místico George Gurdjieff quien impresionó mucho a la joven escritora. Dando vida a la niñera
En 1933 Pamela empezó a escribir la que sería su mayor éxito literario, la novela Mary Poppins. Publicado al año siguiente, la historia de una niñera un tanto peculiar continuó en varias secuelas posteriores. A pesar de que Mary Poppins fue su principal éxito, Pamela no renunció a escribir otro tipo de novelas y nunca dejó la poesía. En aquellos años Pamela vivió en Londres y después en Sussex al lado de su amiga Magde Burnand con la que se dijo que tuvo una relación sentimental.
La crueldad de una madrastra
A principios de los años 40, Pamela decidió que quería ser madre y se dispuso a adoptar un bebé. El elegido fue un pequeño huérfano que estaba al cargo de sus abuelos junto con sus seis hermanos. Lo terrible fue que el bebé tenía un hermano gemelo y, a pesar de las súplicas de sus abuelos, Pamela no aceptó quedarse a los dos y escogió a Camillus, guiada por unas indicaciones astrológicas.
La cruel decisión de Pamela no le debió remover la conciencia. Es más, hizo creer a Camillus que ella era su verdadera madre y que su padre había fallecido en un terrible accidente. Pero cuando el niño descubrió por casualidad 17 años después que tenía un hermano gemelo y otros cinco hermanos, la tragedia estaba asegurada. Camillus se sumergió desde entonces en la tristeza y el alcohol. Un éxito envenenado Mientras Pamela intentaba construir una extraña familia, al otro lado del Atlántico la hija del magnate del cine infantil pidió a su padre que hiciera todo lo posible para convertir en película su novela preferida, Mary Poppins, precisamente. Empezaba entonces una larga y complicada negociación entre Walt Disney y la escritora y que se alargó casi 20 años.
En 1964 se estrenaba el film en el que Julie Andrews dio vida a la niñera que aparecía volando por el cielo de Londres. La relación entre Walt y Pamela se deterioró tanto que esta no fue invitada ni al estreno. Pero consiguió colarse y presenciar una gran decepción al ver el resultado de la adaptación de su obra. Pamela salió totalmente indignada y no consintió volver a negociar con Walt Disney ni con ningún otro productor americano.