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Todas las generaciones tienen una o varias películas que de una manera u otra marcan su infancia. "Mary Poppins" lo fue para los niños nacidos entre los 60's y los 90's del siglo XX porque durante mucho tiempo no hubo título tan logrado que mezclara imagen real y animación, que fuera tan idóneo para toda la familia y que combinara con tanto acierto imaginación, pedagogía y entretenimiento. Es además una película impregnada de la alegría de vivir que exhala el personaje de Bert, de la didáctica y jovial disciplina que quiere transmitir Mary Poppins y de la arrebatadora inocencia de unos niños de clase alta tan calculadamente cursis, como su entorno, que parecen diseñados ex profeso para la película, un cocktail que si te dejas llevar te permite volver a paraísos perdidos de tu propia infancia. Y todo ello estructurado con forma comedia satírica trufada de momentos musicales inolvidables ("I love to laugh" y "Chim Chim Cheree" son mis favoritos por encima del archiconocido "Superfragilísticoespialidoso") y con varias moralejas o mensajes de calado que critican la avaricia humana y ponen el acento en lo importante que es la familia (entre otras cosas). Pero lo que más me gusta después de verla una y otra vez es esa magia que consigue Mary Poppins que logra que penetres como un niño en esos mundos exclusivos de la infancia para salir después, tras su marcha, a la realidad convertido en una persona nueva. Ese poso agridulce de pérdida cuando dejas de verla hará que algún día regreses a un nuevo visionado que volverá a ser mágico una vez más. Fue un título de enorme éxito en el momento de su estreno y consiguió 5 óscars (mejor actriz, canción, banda sonora, montaje y efectos visuales y 8 nominaciones más (película, dirección, guión adaptado, fotografía, banda sonora adaptada, dirección artística, vestuario y sonido).