Mary Shelley, La soledad como fuente de inspiración

Por Gonzalo Ruiz

Esta semana llega a nuestros cines Mary Shelley, la vida de la creadora de la trascendental y carismática obra “Frankenstein”. Una película que aterriza de manera un tanto sorprendente, pero que lo hace de manera muy necesaria, reivindicando la vida de la autora y el valor de la soledad.

Mary Shelley, La soledad como fuente de inspiración

La película tiene una premisa interesante, conocer las raíces del nacimiento de una obra que ha perdurado durante décadas, siendo su calidad reconocida desde su creación. Conocer la historia de la mente pensante ya es de por sí interesante y atractivo, y esto ayuda a que la cinta llame la atención con su trama. Pero Mary Shelley no es sólo esto, va más allá y consigue desde la primera escena transportar al espectador a la época y a la historia.

Consigue que nos fundamos con su visionado viviendo y sintiendo lo mismo que la protagonista para encontrar en “Frankenstein” una vía de escape para sus sentimientos. Es una película que logra cumplir su doble cometido; Ser una película de calidad, y reivindicar la figura y valor de la obra desde la mirada de su propia creadora.

El pilar de la película es el relato de la vida de la escritora. “Mary Shelley” nos traslada al siglo XVIII, al Londres del siglo XVIII vivido por una niña de dieciséis años con una cultura hacia la lectura y la escritura bastante arraigada en su corazón. Pero ella, Mary Wollstonecraft Godwin como la conocemos al inicio de su historia, tiene sueños que más tarde logrará cumplir gracias a sus dolorosas y arriesgadas decisiones. En su adolescencia, la cultura le rodea en todos los ámbitos de su vida.Tiene un padre escritor de reconocido prestigio que además es propietario de una librería, así mismo su madre fue también una escritora de éxito antes de su fallecimiento (la figura de la madre es muy importante aunque su historia no está muy desarrollada en la película).

Ambos actúan como modelos para Mary, su madre, casi como el guía espiritual de su alma libre y creativa, su padre, representando el amor pero también la rigidez de la época, pero siempre actuando como modelo de lo que podría llegar a ser. La familia se completa por la segunda mujer del padre de la protagonista, y una hermana que tendrá un papel importantísimo en la trama de la cinta, o lo que es lo mismo, en la historia de su vida.

Toda esta mezcla de sentimientos familiares, sueños y proceso de madurez que desemboca en su obra pasa por diferentes fases. La más importante es la parte en la que conoce a un joven poeta del que se enamora locamente. Su nombre es Percy Shelley, que dará apellido a la joven escritora y también le dará las herramientas figuradas para crear “Frankenstein” como él mismo reconoce. Su historia de amor es turbulenta, en un principio idílica, pero convirtiéndose poco a poco en un suplicio para la protagonista del que sin embargo no se arrepiente, de aquí el valor de la soledad como fuente de inspiración de una obra tan trascendental.

Lo que vemos en 120 minutos es mucho, es un proceso largo de dos años comprimido en una sucesión de escenas que destacan por su belleza, con unos diálogos inteligentes y profundos, acompañados de unas actuaciones más que notables.

Elle Fanning da vida a Mary Shelley, protagoniza la cinta y da silueta al espíritu de la valiente joven. Está magnífica, sin duda es el mayor valor de la película. Con 20 años es capaz de llevar el peso de una película con una carga dramática enorme y estar a la altura. Una actriz joven pero curtida en muchas batallas que nos brinda una actuación fantástica. Lo mas destacable, su capacidad de entender en todo momento lo que el personaje siente, y no solo eso, si no ser capaz de transmitirlo para que el espectador logre sentirlo también, logrando conocer sus motivaciones, sus sueños truncados, su angustia y agonía, destacando su lucha interna entre hacer el bien y satisfacer su alma. El reparto lo completa Douglas Both y Bel Powley, actores británicos que mantienen la estela de calidad dibujada por Fanning. El papel de Both es bastante complejo, representa las virtudes y los defectos del poeta que enamora y daña a la protagonista. Igual que en ella, vemos en él todas sus motivaciones y el conjunto de sus sentimientos abiertos al espectador.

El otro aspecto a destacar y que eleva la calidad de la película es su ambientación. Como señalamos anteriormente, está ambientada en el Siglo XIX, en Londres. El cambio de siglo está más que conseguido, nos creemos que estamos en dicha época, que estamos viviendo lo mismo que vivieron los personajes representados cuando crearon historia. Todo esto viene ayudado por unas escenas dotadas de una belleza remarcable, una sucesión de planos inteligentes que sacan todo el partido posible a la luminosidad y oscuridad de la historia. Todo ello lo podemos mezclar con la acertada elección de la banda sonora, que, sobre todo actúa con dulzura al principio y con desidia al final, ayudando a potenciar los sentimientos que vemos representados en la película. Todo esto es virtud de la directora de la película que sabe entender todas las connotaciones de la historia para configurar un producto que llega al espectador.

Como decíamos anteriormente, la historia de la película abarca mucha carga sentimental , muchos momentos que relatar que son importantes para el desarrollo de la escritora. Respecto a esto, vemos un guión lineal que en algún momento deja aspectos a la libre interpretación del espectador. Puede llegar a ser normal ya que en dos horas de metraje no se puede contar detalladamente una historia tan rica en acontecimientos, pero si es cierto que en algunos momentos vemos detalles, sobre todo, de los personajes secundarios que quedan en una dimensión volátil y confusa de la que no logran volver.

Dicho esto, la historia principal, la de Mary Shelley, está contada con una exhaustividad clarificadora, sobre todo de sus sentimientos. Es muy interesante ya que nos enseña el proceso creativo desde la realidad y las vivencias de la creadora, que ayudan y sirven como cauce para desembocar en la obra de la que todos hemos oído hablar alguna vez en nuestra vida. La película Mary Shelley logra crear un vínculo con la obra escrita, y después de su visionado, lograremos sentir más allá de ella porque conoceremos el relato que provocó su creación.

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##check## Lo bueno

La ambientación.
Elle Fanning, la calidad de la película y la propia vida de Mary Shelley.

##times## Lo malo

Que aunque no lo parezca es una historia compleja de relatar y por momentos el guión naufraga en el proceso.

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Ambientación 8.0

Londres siglo XIX escenificado de manera brillante. No solo el escenario, si no el aroma social que se respira en la película está conseguido con rotundo éxito.

Desarrollo de Personajes 7.0

El desarrollo de la protagonista acapara toda la película. Arma de doble filo ya que los secundarios quedan en segundo plano y da la sensación que también tenían mucho que contar. Aún así, por ver el desarrollo de la protagonista merece la pena.

Argumento / Guión 6.0

Como dije anteriormente, en momentos naufraga ya que la magnitud de lo relatado es más grande de lo que parece. Aún así, son momentos puntuales y en general sigue una tónica lineal y de buena calidad.

Entretenimiento 7.0

Es una historia larga y profunda pero en ningún momento se hace tediosa o lenta. El ritmo es alto y ayuda la cantidad de cosas que ocurren en el lapso de tiempo de dos años.

Montaje / Innovación técnica 6.5

Muy lineal, empieza y termina la cinta sin ninguna modificación temporal. Aún así, aspecto a destacar el montaje de las escenas en las que se refleja la angustia y soledad de la protagonista en su vida.