Revista Cultura y Ocio
Este mes que casi acaba ha tenido momentos sublimes. Dos viajes: uno a Elche y otro a Granada; este último, para pasar un fin de semana lejos de las calles asfixiantes de siempre y respirar tranquilidad con C por cada poro de la piel, y recorrer el Paseo de los tristes, besar y abrazar al hormiguero, conocer –por fin– La Tertulia y a Pedro Chillón, perderse por el Albayzín y disfrutar dos de las mejores horas y media comiendo y bebiendo que he pasado en meses, tomen nota, en el 'Danubio' (en el número 12 de la C/Rosario).
Y además de los viajes, tres conciertos impresionantes:
Javier Ruibal en Ceutí, con su versión del 'Calendario' de Leño recién salido del horno y a punto de grabar el que será su nuevo disco (le quedan poco más de tres meses), dio uno de esos conciertos geniales a los que el maestro nos tiene mal acostumbrados –no se puede tener ese nivel y luego ver a la mayoría de personas que tienen la moral de subirse a un escenario y llamarse músicos–; además, el trato que ha tenido Javier Ruibal para con uno ha ido mejorando cada vez que nos vemos, de quitarse el sombrero, sencillamente.
Los otros dos conciertos han sido el que ha dado Kanka presentando su nueva maqueta: 'Más duro es robar' (si algún productor fuera sólo un poco inteligente sabría que detrás de ese músico hay alguien con tanto talento como el mismísimo Lichis); y el concierto de Alberto Alcalá, de quien creo que cada vez mejoran más y más sus letras y su saber hacer, así como su saber estar en el escenario. Dejo de este último, su 'Ensayo y error'.