Revista Medio Ambiente
Siempre me han llamado la atención los refranes sobre la naturaleza, los que hablan de la meteorología, de plantas o de animales. Aunque evidentemente no se puede resumir en un par de frases toda la variabilidad natural, muchos de ellos servían de referencia para recordar algunos hechos que se repetían año tras año. Y las aves no son una excepción, no solo aquellas que eran consideradas una fuente de alimento, sino también las que por su canto o su colorido, llamaban la atención de la gente.
Entre las ramas de un pino, una pareja de mitos (Aegithalos caudatus) decidió hacer su nido hace unas cuantas semanas. Durante varios días construyeron una estructura cerrada que recubrieron con líquenes para mimetizarse con el entorno. Una vez terminado, la hembra puso en su interior entre 7 y 12 huevos que fueron incubados durante dos semanas.
A principios de mayo, y tal como dice el refrán, los pollos nacieron y fue entonces cuando los padres se enfrentaron a la dura prueba de darles de comer. Cientos de viajes diarios cargados de insectos son necesarios para saciar a los pollos, que como los de la mayoría de los paseriformes, crecen muy rápido. En un par de semanas, antes de que acabe mayo, los pequeños mitos ya emplumados abandonarán el nido para enfrentarse a la etapa más dura su vida, cuando la mayoría de ellos morirán entre las garras de los gavilanes y otros depredadores.
Pero como ocurre con todos los refranes, y como ya comenté al principio, no todas los animales siguen el mismo patrón, y mientras los mitos están listos para abandonar el nido, otras aves, sobre todo las migratorias, aún no han realizado la puesta e incluso algunas todavía no han llegado de sus lugares de invernada.
La primavera está ahí fuera, no os la perdáis.