Este año la "maratón musical" estuvo dedicado a la Bohemia, con todo lo que me supondrá escribir correctamente los nombres, aunque seguro que elegiré la opción "occidentalizada", agrupando a cuatro compositores clave de esa zona: Gustav Mahler, Antonín Dvořák, Leoš Jánaček y Bedřich Smetana, participando 850 músicos en 75 conciertos y actividades como conferencias, encuentros con músicos o firmas de discos (este año "los del triángulo verde" pusieron su stand, supongo que con remordimiento al comprobar que en sus establecimientos la llamada música clásica sigue menguando en oferta), sin olvidar todo el personal del Euskalduna además de afinadores donde volví a encontrarme con mi querido Jesús Ángel Arévalo, habitual desde las primeras ediciones, al que veo más en Bilbao que en Oviedo.
Y si los números son de impacto, saber que hubo más de 30.000 espectadores, colocados carteles de completo en muchos conciertos (solo estaban numerados los del Auditorio) además de la oportunidad que tienen las formaciones de distintos conservatorios de actuar y asistir en vivo a muchos de los espectáculos ofertados, es toda una alegría y un oasis a tres horas de mi casa.
Para Bilbao supone seguir siendo capital cultural con todo el impacto económico que supone (hoteles llenos, bares, cafeterías, museos...) y el gasto revirtiendo en ingresos, pese a que los políticos solo vean números fríos y se plieguen a ¿órdenes europeas? de recortar, normalmente en cultura... No podemos esperar de nuestros dirigentes algo más de cultura pero podrían pasarse por estos eventos y comprobar en primera persona o a pie de escenario todo lo que se mueve, la vida fuera de los despachos, y especialmente sembrar para la gente joven pues el futuro para ellos no es precisamente halagüeño como sigan gobernando así... Pero mejor no sigo que me enfado y la fiesta continúa.
A la vista de semejante despliegue cuesta organizar nuestro "menú a la carta", que en mi caso siguió unos criterios: Mahler porque además de gustarme especialmente, escuchar en tan breve lapso de tiempo cuatro sinfonías (1ª, 2ª, 4ª -se ofertaba también en Oviedo- y 5ª) además de los Kindertotenlieder, la "Canción de la Tierra" o las "Canciones del Caminante" son de por sí un hito, teniendo que "rechazar" varios Dvorak de referencia pero también cercanos en la amplia oferta asturiana (toco madera porque los recortes se anuncian como ¡ahorro!). Mi apuesta suele ser sinfónica, no solo apoyando a la OSPA (que ofreció tres conciertos) sino viendo el estado de otras formaciones nacionales pero también de esa Bohemia en la llamada Europa del Este, pero busco siempre un hueco para la música de cámara porque resulta la mejor escuela de compositores y público antes de las obras sinfónicas, encontrando algunas joyas que iremos comentando desde aquí. Dejo mi particular planning para que se hagan una idea, sumando la novedad de solaparse conciertos cuando en otras ediciones no coincidían y uno podía desechar menos (el bolsillo también mandaba).
La rapidez de twitter me permitió ir comentando sobre la marcha mis conciertos y algunas fotos, con la etiqueta (hastag dicen los "nativos digitales") #MusikaMúsica2017, incluso interactuando con algunos de los intérpretes y hasta avanzando noticias de última hora. Todos los detalles los iré colocando en este blog con el título "Bohemia capital Bilbao" que dan más juego, si bien tuve el humor de cargar con una libreta e ir anotando detalles para las distintas entradas, que la memoria no es la de mis años mozos y hay mucho para contar.
Así que sin prisa pero sin pausa, subiremos detallados mis eventos de esta edición que básicamente puedo resumir en:
-Mahler, siempre un seguro aunque el listón esté inalcanzable, pero cuyas obras superan interpretaciones "simplemente" notables; Dvořák más allá de sus sinfonías, la conjunción del oficio y la tradición en todos los campos; y un poco de Jánaček que siempre es mucho, esperando deje de ser una "rareza" en las programaciones, tanto sinfónicas como camerísticas, verdaderas joyas para disfrutar.
-Festival vocal pero sobre todo de mezzos, lógico con tanto Mahler (también me gustan con barítono, sobre todo en recital) y además con la cancelación para la "Resurrección" de Mª José Montiel (había levantado expectativas entre el público tras la inauguración del festival el jueves) me permitió disfrutar por partida doble a la donostiarra Ainhoa Zubillaga (en principio solo "la tenía" para el Stabat Mater dominical con lo que supone afrontar La Segunda de Mahler en estas circunstancias), calidad en todas las voces, algunas jóvenes, otras todavía formándose, varias con la agenda no tan completa como quisieran en esta España nuestra cada vez más empobrecida musicalmente (aunque sigamos exportando talento), pero especialmente el "descubrimiento" de la austriaca Hermine Haselböck en los Lieder eines fahrenden Gesellen con una orquesta (la Jánaček Philharmonic Orchestra Ostrava) y director (Heiko Mathias Förster) ideales para ese concierto.
-La constatación del nivel de unos solistas de talla internacional como la violista pamplonica Isabel Villanueva y la pianista donostiarra Judith Jáuregui que además nos trajo la presentación en España de la cellista francosuiza Nadège Rochat con un "Ex-Vatican Stradivarius" de 1703 prestado por la Academias de las Artes de Florencia bello en presencia y sonido capaz de emocionarnos en las manos de esta joven intérprete que le hace realmente cantar.Quedan muchas entregas con fotos, detalles, mis comentarios de la agenda (no es La libreta colorá pero hace las veces) más una semana con piano, orquestas, distintas épocas para seguir este mes de marzo bastante completo antes de la Semana Santa. Y como en los viejos seriales radiofónicos, continuará...
-De los asturianos citar al barítono David Menéndez en el buen cuarteto solista del Stabat Mater de Dvořák, además con "nuestra" OSPA, más los "primos hermanos" de la Sociedad Coral de Bilbao y un Perry So al frente que marcó diferencias. Los tres conciertos fueron exigentes, duros y muy trabajados por el chino que transmite no solo alegría sino profesionalidad, seguridad y por tanto calidad a la Orquesta del Principado que brilló con luz propia.