Este ataque feroz de bilis negra que me sube del bosque de la infancia no me priva en verdad de la ignorancia que a su paso caudal la luz congrega
como manada blanca en plena errancia más peregrina aún siempre en la brega que es el vivir en pos de lo que alegra la voz: brocal, fuente de la constancia.Nudo desnudo junto a la sonora zona desierta que en mis centros lastra la soledad y su fantasmal bruma.Esta voz es un pozo. El agua aflora de lo más hondo y al subir arrastra en su canción los limos y la espuma.(LUN, 84 ~ Son neto y desenmascarado)