Hoy hace 6 años, un 11 de marzo de 2004, aconteció un hecho que marcó a fuego la Historia de España: Sí, "los atentados de los trenes en Madrid". Y tras ellos, unos días negros, tristes, descorazonadores e inexplicables como pocos.
He de decir que gracias a Dios (o lo que ustedes quieran) fui un afortunado, pues unos días antes un grupo de amigos de la facultad de Alcalá planeamos ir ese mismo día, muy por la mañana, de visita a Toledo y estaba todo listo.
Pero fuera lo que fuera, algo hizo que una compañera se retrasara y que no llegáramos a montarnos en ese tren... Nunca se lo reconocí, pero si estamos aquí fue por el hecho de que se quedara pegada a las sábanas. Ahora, pasado un largo tiempo de aquello y aprovechando que no se pasa nunca por este blog se lo reconozco y le doy las gracias. Nunca se lo diré a la cara, sería aceptar algo que no tendría que haber pasado. No sé si me explico o me entendéis, pero yo sí... Además, es que siempresiempresiempre tiene razón en todo:)
Con esto simplemente quería hacer saber que este acontecimiento me es cercano.
Y ahora, pasemos sutilmente a otro asunto pero íntimamente relacionado con lo anterior...
Hace tiempo que no hablaba de historietas / cómics / tebeos y coincidiendo con esta fecha, buscando entre mis cajas he encontrado algo que me gustaría reseñar: "Marzo en Tinta Propia", un libro de 74 páginas en riguroso blanco y negro, editado de forma conjunta por varias instituciones en el año 2004 como forma de homenaje a las víctimas del atentado, a sus supervivientes, familias y a toda esa gente que ayudó en las tareas de auxilio.
En este proyecto se pusieron a trabajar de forma desinteresada una enormidad de personas:
Autores como el fallecido mago de las ondas radiofónicas Juan Antonio Cebrián (que colaboró con su prólogo). También guionistas, ilustradores, aficionados y artistas más reconocidos dentro del mundo del cómic español como Quim Bou, Kike Benlloch, Carla Berrocal o Ken Niimura son algunos de los nombres que aparecen en este tremendo libro. Un soporte sobre el que pusieron guión, lápiz y tinta a los pensamientos, ideas, sentimientos, etcétera que surgieron de aquella catástrofe, con la intención de obtener algo de luz, algo positivo.
Por todo ello, es este un claro ejemplo de que la historieta (llamada así de forma peyorativa por los incultos) es un medio de comunicación, de transmisión de valores y conocimientos realmente válido. Es algo serio.
El precio que tenía de 5 euros era simbólico (aunque ahora con esto de la crisis no sé como será la cosa). Así, sin ánimo de lucro por delante todos lo beneficios iban a parar a la Asociación de Víctimas del Terrorismo.
Al no ser una producción perteneciente a una editorial potente, la conseguí encargándola en la librería especializada de mi ciudad... Y la tirada era limitada, así que no creo que quede algún ejemplar por ahí, por si os había interesado.
Pero por probar no pasa nada.
Concluyendo, que la realización de este tomo fue uno de esos buenos gestos que sólo hacemos las personas cuando desprevenidos, nos dan una hostia en toda la cara con la mano bien abierta. Sólo entonces parece que reaccionamos.
Espero que no fuera en balde y hayamos aprendido algo...
Más información sobre el cómic, los autores, etc: aquí.
Prometo retomar de nuevo las entradas de historietas / cómics / tebeos con temas más agradables, pero hoy tocaba esto.