Más allá de la inclusión: Las políticas de género y sus consecuencias irreversibles

¿Qué es la ideología de género?

La «ideología de género» es una expresión utilizada para describir un conjunto de ideas y movimientos sociales que proponen que las identidades de género y orientaciones sexuales no están necesariamente determinadas por el sexo biológico, sino que son construcciones sociales que pueden variar y cambiar. Según esta perspectiva, las normas tradicionales de género y los roles asociados al masculino y femenino son impuestos por la sociedad y deberían ser cuestionados para lograr una mayor igualdad y aceptación.

Sin embargo, este concepto ha sido objeto de controversia. Mientras que algunos lo consideran una herramienta útil para visibilizar y defender los derechos de las personas con diversas identidades de género y orientaciones sexuales, otros lo critican como una agenda que pretende imponer una visión específica del género y la sexualidad, a menudo en conflicto con valores culturales, biológicos o familiares tradicionales.

En este artículo, abordaré los efectos adversos que la ideología de género podría estar teniendo en nuestra sociedad, especialmente cuando sus ideas se convierten en políticas que afectan de manera directa a los más jóvenes y vulnerables.

Quiero remarcar que mi crítica no se dirige a las personas que forman parte del colectivo LGTBI ni a sus decisiones personales, sino al movimiento ideológico que hay detrás del lobby LGTBI, y también a los agentes globales, políticos y económicos que parecen estar detrás de su promoción.

El impacto de la reproducción natural en la vida de las personas

Uno de los aspectos más significativos de la ideología de género es su impulso hacia la aceptación y normalización de orientaciones sexuales y modelos de identidad que, en la mayoría de los casos, no están relacionados con la reproducción biológica natural.

La reproducción natural, más allá de ser una función biológica, es un componente esencial para muchas personas en su realización personal. La eliminación de esta posibilidad, ya sea por decisión personal o por el impacto de ideas promovidas culturalmente, puede generar conflictos emocionales y psicológicos importantes. Este tema, en mi opinión, merece una mayor reflexión y debate, especialmente en un contexto donde la ideología de género parece estar restando valor a este aspecto fundamental de la experiencia humana.

Superpoblación: La excusa política

Desde hace décadas, las instituciones internacionales, como la ONU, han señalado la superpoblación como un problema global que debe ser abordado. Para enfrentar esta problema, según muchos expertos, han promovido políticas que buscan reducir la natalidad, como la normalización del uso de anticonceptivos, el apoyo al aborto y, más recientemente, la promoción de orientaciones sexuales y modelos de identidad que no conducen a la reproducción biológica.

Aunque estas políticas se han presentado bajo un discurso humanista, centrado en el bienestar de las personas, sus objetivos no son esencialmente humanitarios, sino demográficos. Estas instituciones han priorizado una agenda basada en la reducción poblacional, incluso a costa de impulsar a los individuos hacia lo que podría considerarse un suicidio generacional: Restringir su capacidad de reproducirse y, con ello, anular su continuidad genética. Este enfoque plantea una paradoja inquietante, ya que las personas pueden vivir sus vidas de forma relativamente plena, pero su linaje biológico termina, lo que genera un impacto social profundo e indiscutible (despoblación), pero también puede tenerlo a nivel personal, si la persona, ya en edad no fértil o enfrentando problemas físicos para reproducirse, comprueba que ha sido engañada o manipulada en este sentido.

Es importante destacar que esta agenda podría estar promovida con fuerza por grupos de presión puramente económicos, cuyas motivaciones distan de ser altruistas.

Lobbies que sustentan la ideología de género

A continuación alguno de los lobbies que están contribuyendo a consolidar la ideología de género:

El lobby LGTBI: Destaca entre todos los lobbies analizados porque es el único que incluye al colectivo de personas transexuales que, mediante la aplicación de esta ideología, puede sufrir cambios físicos irreversibles mediante la hormonación de por vida y las cirugías de reasignación sexual.
El lobby feminista radical: Promueve la abolición de los roles tradicionales de género y, en algunos casos, entra en conflicto con el colectivo LGTBI, especialmente con las personas transgénero.
El lobby del aborto y los derechos reproductivos: Aboga por el acceso al aborto legal y métodos anticonceptivos, con claros intereses económicos en la industria que sostiene estas prácticas.
La industria farmacéutica: Obtiene beneficios económicos del aumento en el consumo de tratamientos hormonales, cirugías de reasignación de sexo y anticonceptivos.
Corporaciones globales: Grandes empresas y plataformas mediáticas promueven estas agendas como parte de estrategias de marketing y construcción de una imagen progresista.

Menores en riesgo: Decisiones sin padres ni médicos

En España, la legislación actual permite que los menores de entre 16 y 18 años tomen decisiones trascendentales relacionadas con su salud reproductiva y de género de manera autónoma, sin necesidad de consentimiento parental. Esto incluye la posibilidad de someterse a tratamientos hormonales, cirugías de reasignación de sexo o abortos. Aunque estas leyes se justifican bajo el principio de autodeterminación y respeto a la identidad personal, su aplicación plantea un debate ético sobre la capacidad de decisión de los jóvenes en esta franja de edad y sobre la exclusión de los padres, quienes deberían desempeñar un papel clave en estas decisiones tan significativas.

En el caso de los menores de 16 años, la situación es igualmente preocupante, ya que la ley permite que estos procedimientos se lleven a cabo siempre que cuenten con el consentimiento de los padres o tutores legales, sin exigir obligatoriamente un respaldo médico independiente. Esto significa que decisiones como la hormonación o incluso cirugías de reasignación de sexo pueden ser autorizadas por personas sin formación médica, lo que supone una grave carencia en la protección de los menores. En estos casos, los padres podrían actuar movidos por convicciones personales o presión social, sin una evaluación profesional que garantice que estas decisiones sean las más adecuadas para la salud física y emocional del menor.

Estas disposiciones legales, que en algunos casos excluyen a los padres y en otros omiten la intervención obligatoria de profesionales médicos, dejan a los menores en una posición de vulnerabilidad absoluta. La autonomía de los jóvenes debe ser respetada, pero no a costa de excluir a los padres o de ignorar el papel esencial de los profesionales de la salud en decisiones de esta magnitud. Es fundamental que la legislación garantice un equilibrio entre el respeto a la identidad personal de los menores y la protección necesaria para prevenir consecuencias irreversibles en su desarrollo físico y psicológico.

Conclusión

Mi intención con este artículo no es atacar ni discriminar a ningún individuo, sino invitar a una reflexión crítica sobre las implicaciones de la ideología de género y el rol del lobby LGTBI como uno de sus principales promotores. También creo necesario analizar cómo esta agenda, que pudo haber surgido como respuesta a preocupaciones legítimas sobre la superpoblación, está ahora sostenida por otros intereses globales, políticos y económicos que la han consolidado de manera difícilmente reversible.

Esta agenda, lejos de ser puramente humanista, parece estar diseñada para reducir la población global mediante estrategias que pueden impactar profundamente en la vida de los individuos. Este análisis no sólo afecta a la sociedad en su conjunto, sino también a los propios miembros del colectivo LGTBI, quienes podrían estar siendo instrumentalizados en este proceso.

Sólo con un debate abierto, respetuoso y bien fundamentado podremos entender las dinámicas complejas que están modelando nuestra sociedad y trabajar juntos por un futuro más justo y transparente.