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Más allá de la Vía Láctea

Publicado el 20 febrero 2011 por Alma2061
En este fragmento se exponen distintas observaciones sobre tres galaxias relativamente próximas a la nuestra, la Vía Láctea. También se recoge la primera clasificación de las galaxias, debida a Edwin Hubble.Fragmento de La astronomía.De Jean-Noël von der Weid.Capítulo IV.Sólo tres galaxias, además de la Vía Láctea, son visibles a simple vista (se cuentan actualmente más de mil millones de galaxias observables, y hay tal vez muchas más). La nebulosa de Andrómeda ya se describía en la Edad Media como una mancha difusa de pequeñas dimensiones angulares en la constelación del mismo nombre. En el siglo XVI, Magallanes, con ocasión de su viaje alrededor del mundo, observó dos nubes que llevan hoy su nombre. Tuvieron que pasar más de cuatro siglos antes de que se reconociesen estos objetos como lo que realmente son: gigantescos sistemas estelares, semejantes a nuestra Galaxia, pero cuya lejanía los hace insignificantes para la investigación visual. Los grandes telescopios del siglo XX permitieron el descubrimiento de multitud de nebulosas, pero fue necesario un trabajo arduo para precisar sus distancias. Ello se logró al estudiar las Cefeidas, unas estrellas variables tan luminosas que es posible observarlas en otras galaxias. A algunos astrónomos les resultó difícil convencerse de que esos objetos no eran otra cosa que las formidables islas de un universo cuyas dimensiones daban vértigo.La luz, según las primeras estimaciones, no necesitaba más de un millón de años para llegarnos desde Andrómeda, nuestra vecina más próxima. Pero cuando se la llegó a conocer mejor, esta distancia aumentó en más del doble. Con ello, los límites del universo observable se alejaron unos miles de millones de años luz. El análisis de la luz de las galaxias, cuyas formas son muy variadas, nos informa no sólo sobre su contenido estelar, sino también sobre su rotación, sobre su masa y su velocidad con respecto a la nuestra. En la medida en que recibimos bastante radiación, la radiación suficiente, nos es posible evaluar cada galaxia, calcular su luminosidad, estudiar la distribución de la luz en relación con las distancias a las partes centrales. Se analiza su espectro, y su bulbo se convierte en objeto de una atención particular desde el momento en que se supone que allí se producen acontecimientos de una enorme violencia, en contraste con el aspecto inmutable del conjunto.Nuestra Galaxia, pues, no está aislada en el espacio: está rodeada de una treintena de otros sistemas estelares, algunos de características comparables, otros infinitamente más pequeños y mucho menos estructurados. Las galaxias, en su mayoría, tienen tendencia a agruparse para constituir precisamente grupos de galaxias (como aquel del que forma parte nuestra Vía Láctea), o incluso enjambres o cúmulos de galaxias, formados por centenares de miembros. Sólo se conocen 25 galaxias que sean galaxias aisladas: son las galaxias de campo. Por lo que se refiere a los cúmulos de galaxias, se agrupan a su vez para constituir cúmulos de cúmulos, o supercúmulos, y este proceso proseguiría generando formaciones cada vez más importantes. El conjunto de las galaxias cercanas a la nuestra constituye con ésta el grupo local. Así, las Nubes de Magallanes: la Gran Nube, en la constelación del Dorado, está a una distancia de 170.000 a.l., y la Pequeña Nube, en el Tucán, a unos 200.000 a.l. Las dos Nubes de Magallanes están unidas entre sí por un verdadero puente de gas. Sería más exacto decir, por otra parte, que están sumergidas en una inmensa nube. Esta nube gaseosa y su continuación hacia nuestra Galaxia forman lo que se llama la Corriente magallánica. El origen de esta corriente está con toda seguridad ligado a la interacción gravitatoria entre nuestra Galaxia y las Nubes de Magallanes.En cuanto a la galaxia de Andrómeda, es la mayor de las galaxias del grupo local, con una masa igual a 300.000 millones de masas solares, o sea, el doble de la de nuestra Galaxia. A una distancia 10 veces superior a la de las Nubes de Magallanes, se la llama comúnmente M 31, según su rango en el catálogo de los objetos no estelares establecido por el astrónomo Charles Messier (1730-1817) en 1784. A diferencia de las Nubes de Magallanes, galaxias que contienen alrededor de 100 veces menos estrellas que la nuestra y que por ello se llaman «enanas», la galaxia de Andrómeda es calificada de «gigante».La primera clasificación de las galaxias, incluso la más utilizada, reposa en consideraciones morfológicas. Se debe a Edwin Hubble (1926) y distingue tres grandes tipos de galaxias: las galaxias elípticas, las galaxias espirales y las galaxias irregulares.Las galaxias elípticas tienen la forma de elipsoides más o menos achatados, con una distribución de las estrellas que aumentan hacia el centro, pero no muestran ninguna estructura precisa. Aparecen en el cielo como objetos más o menos alargados, y este grado de alargamiento se expresa mediante un índice colocado inmediatamente después de la letra E (la primera de la palabra «elíptica») en la clasificación de Hubble. Si a y b son las dimensiones respectivas del eje mayor y el eje menor, la cantidad 10 · (1 - b/a), aumentada al número entero más cercano, corresponde a la prolongación de la galaxia. Si una galaxia es aparentemente redonda, es designada por el símbolo E0; si es, por el contrario, más o menos alargada, se designa según una secuencia que va de E1 a E7. La mayoría de las galaxias elípticas no presenta signos de una actividad importante. Su población estelar está dominada por unas estrellas viejas y frías del tipo gigantes rojas.Las galaxias espirales tienen una forma mucho más plana; la mayor parte de las estrellas brillantes está concentrada en un disco muy poco espeso y según unos brazos que se disponen en espiral alrededor del centro del disco. Se dividen en dos ramas: las espirales normales (S), en las cuales los brazos parten directamente de un núcleo esférico de pequeña dimensión situado en el centro del disco, y las espirales barradas (SB), cuyos brazos se abren en el extremo de una «barra» rectilínea luminosa que pasa por el núcleo. Por otra parte, estos tipos de galaxias se diferencian entre sí según la abertura de sus brazos. En una galaxia Sa o SBa, la parte nuclear está muy desarrollada y los brazos son numerosos, delgados y poco abiertos. En las del tipo Sc o SBc, en cambio, el núcleo es de dimensiones reducidas y los brazos son más abiertos. Sb y SBb se ajustan a casos intermedios. La categoría de las galaxias lenticulares (SO) fue introducida ulteriormente por Hubble en una clasificación nueva (1936) para designar ciertas galaxias elípticas muy achatadas que poseen un gran núcleo muy luminoso y, a veces, una materia interestelar absorbente. Son las galaxias que plantean más problemas a los astrónomos. Por último, en las galaxias irregulares no puede ponerse en evidencia ningún eje de simetría. Están desprovistas a menudo de núcleo bien definido, y no es visible en ellas ninguna estructura espiral. Hubble separó las galaxias irregulares en dos tipos distintos: el tipo I y el tipo II. Las galaxias del tipo I se llaman también «irregulares magallánicas» porque las Nubes de Magallanes son sus modelos. Las del tipo II, al contrario de las del tipo I, presentan una luminosidad superficial muy fuerte; surcadas por considerables franjas de polvo, no se resuelven en estrellas, ni siquiera con los telescopios más grandes.No se sabe a ciencia cierta por qué algunas galaxias revisten formas irregulares. Muchas de ellas son frecuentemente satélites de galaxias más importantes, y la atracción gravitatoria de estas últimas alteraría su estructura. Otras son galaxias que dan signos de actividad, es decir, de fenómenos perturbadores capaces de haber trastornado su forma regular primera.Fuente: La astronomía, Jean Noël von der Weid. © Marabout (Bélgica), 1991 / © Acento Editorial, 1993.

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