Clint Eastwood se ha convertido a golpe de buenas películas en mi director actual favorito. Tiene una capacidad inigualable para no repetirse nunca en la temática de sus películas, e incluso en hacer interesantes temas que en un principio no me atraían nada, como el boxeo (Million Dollar Baby) o el rugby (Invictus). Su última película es Más allá de la vida (Hereafter en inglés), una historia sobre el más allá con tres historias que acaban cruzándose. Matt Damon es un médium que huye de su don para poder hablar con los muertos, algo que él ve más bien como una maldición. Él es bastante gris y tímido, trabaja en la construcción y lo único que quiere es llevar una vida normal y terminar con su soledad, encontrando a una persona con quien compartir su vida. Por otro lado, nos trasladamos a París, donde una periodista (Céline de France) trata de superar el trauma sufrido tras haber vivido el tsunami que asoló Tailandia. El Londres, un niño se niega a aceptar la muerte de su hermano gemelo y busca respuestas del más allá. La película es bastante atípica en la filmografía de Eastwood, ya sólo por la temática alejada de la realidad, en la que la existencia de un más allá se da por hecho, o por el tono dramático general de la cinta. Si no fuese una película de Clint Eastwood sería una película fantástica, pero es que Eastwood es mucho Eastwood, y todos sabemos que puede hacerlo mucho mejor. La película no acaba de ser redonda ya que, a pesar de sus muchos aciertos, tiene también muchos puntos débiles que le hacen perder todas esas virtudes anteriores. Entre los puntos fuertes encontramos unas buenísimas actuaciones, especialmente del niño londinense, para mi gusto la mejor de las tres historias. La película comienza con una impactante escena de acción, donde vemos toda la fuerza devastadora del mar. Además, sabe combinar perfectamente el dramatismo con toques de humor muy bien insertados. Como siempre, Clint va más allá de la trama en si, y trata otros temas de candente actualidad, no sólo nos habla de catástrofes recientes como el tsunami o los atentados de Londres, si no que refleja la actual crisis económica, los despidos masivos, la impasibilidad de los servicios sociales, la marginación... Los puntos débiles son un exceso de sensiblería, el final es totalmente forzado y antinatural, así como el hecho de hacer coincidir a los tres personajes, algo que se espera desde el principio y que resulta muy artificial. El tema en sí del más allá no se trata de una manera interesante ni diferente, se da por hecho desde un principio que existe algo más, y los momentos de Damon contactando con los muertos son un poco ridículos, mientras lo veía no podía dejar de pensar de Jennifer Love Hewitt de Entre fantasmas. Sin embargo, a pesar de todas esas pegas, os recomiendo que la veáis, una película que en Clint Eastwood es regular si la comparamos con toda su trayectoria, resulta buenísima comparada con el trabajo de cualquier otro director. El film es muy entretenido y se pasa volando, ahora mismo quizá sea una de las mejores películas que hay en cartelera.
Y como me he dado cuenta de que hace mucho que no os dejo ningún descubrimiento musical, para empezar con buen pie el fin de semana, os dejo un grupo que estoy empezando a escuchar ahora, gracias a la recomendación de una amiga. Son White Lies, una banda inglesa de rock alternativo, que tiene ya tres discos en el mercado, y a los que se les ha comparado con mis adorados Joy Division, Editors o Interpol, pero que son mucho más bailables y animados, sin dejar de lado el rollo oscuro de esos tres grupos. Podremos verles además muy pronto en directo, el 15 de marzo en la sala Apolo de Barcelona y el 16 de marzo en la sala Heineken de Madrid. Disfrutad de la música y feliz fin de semana.