Revista Cultura y Ocio

Más allá de urgencias y emergencias

Publicado el 31 enero 2018 por Javier Ruiz Fernández @jaruiz_

Te pillas un constipado, te quedas en casa todo el fin de semana; o te fastidias, y te vas a trabajar con el moco colgando. Sobre esto, yo no soy muy quejica, excepto con el lagrimeo de los ojos, que es un por culo que pa qué. Otra cosa es una gripe, de esas de treinta y nueve de fiebre que te dejan en cama, o que se extienden durante varios días. Aquí también te jodes, pero con matices. Pensaba yo que los que lo tenían más crudo eran los autónomos, lo confieso: día que no trabajas, día que no cobras; pero, en realidad, esto no es del todo así. Cualquiera que se busque las habichuelas por cuenta propia con cierta proyección de futuro, sabe que, al menos, tiene que aspirar a poder cogerse algún día por enfermedad y algún otro de vacaciones. Más jodido me parece algo en lo que no había pensado hasta ahora: acercarse hasta un ambulatorio a por la baja. Sí, ya: una tontería, ¡y lo era! Pero hace unos años.

Hoy, con una caída en la plantilla sanitaria de un larguísimo 5 % (sí, en serio: y solo los dos últimos años), te topas con varios problemas si te alcanza la gripe de turno. El primero es dónde coño vas. Y tú dirás: «Pues quédate en casa.» Pero habrá que ir a por la típica hoja con la baja, ¿o no? ¿Y a dónde vamos? Opción uno: al ambulatorio, ¿pero y si trabajas en fin de semana?, ¿y si entras antes de que estos abran?, ¿y si haces una de esas jornadas tan típicas de ocho horas que entre las dos horas al mediodía y las idas y las venidas te ocupan la vida entera? Ahí se complica. Entonces, nos tiramos hacia la opción dos: ir a un hospital y entrar a través de urgencias, donde un triaje —lógico en su diagnóstico, pero absurdo en el concepto—, te hará pasar el día entero en una sala de espera, porque, ¡sorpresa!, en realidad no es una urgencia, solo es que te encuentras como el culo y no puedes (ni deberías) ir a trabajar. La tercera opción sería la más lógica: pedir cita y que el médico valore si debe o no darte la baja, pero la media de espera —por lo menos, en Cataluña— andará por los siete días de media debido a la falta de personal sanitario. Entonces, volvemos a la primera opción, vamos al ambulatorio sea como sea, que de lunes a viernes estar está, por lo que te lo montas para ver si toca curro o cama, y te dicen: “Oiga, es que hay que llamar y pedir hora: ¡que’estamos colapsaos!”

Más allá de urgencias y emergencias

A grandes rasgos, este problema debe llevarse una bestialidad del tiempo de profesionales sanitarios y de pacientes por una mala estructura y gestión, que estoy convencido que tiene la raíz del problema enquistada en los recortes, no cabe duda, pero quizá no sea esto lo que deba preocuparnos más, pues si algo tan idiota como conseguir una baja por gripe para un par de días es una odisea, ¿cuántos vacíos existirán hoy en los protocolos sanitarios de alto riesgo para los pacientes? Porque una cosa es la prioridad, donde el triaje y la profesionalidad del equipo médico destacan, pero otra muy distinta es la falta de efectivos, que dejan vacíos y, a su vez, errores de gravedad, como el que no hace mucho vimos en el 112 mallorquín tras colgar en dos ocasiones a un joven que sufría un colapso pulmonar en plena calle, ¿y cuántas cosas más no advertimos tras habernos acostumbrado al desarme sistemático de la sanidad pública española?


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