Año: 2010.
Género: Ciencia Ficción.
País: Canadá.
Duración: 110 minutos.
Dirección: Panos Cosmatos.
Intérpretes: Michael Rogers, Eva Allan, Scott Hylands, Marilyn Norry, Rondel Reynoldson.
"Año1983. Elena se encuentra capturada contra su voluntad en un misterioso centro conocido como Arboria, bajo el vigilante ojo del siniestro doctor Barry Nyle. Empujada hasta sus límites, a Elena no le queda otra opción más que navegar a través de la laberintesca prisión para escapar, revelando sus secretos ocultos en el proceso."
De vez en cuando llegan películas como Beyond the Black Rainbow para demostrarnos que la ciencia ficción artística todavía puede existir y, con su debut artístico, Panos Cosmatos retrata un mundo retrofuturista digno de alabar pero que se queda corto con una historia con potencial pero pobremente narrada y que se estira más de lo suficiente, dejando agotado al espectador...
Cuando la película comienza con una introducción absorbente, las reminiscencias del centro Arboria con la iniciativa Dharma en Lost no pueden soslayarse, y tampcoo el hecho de que uno ya está dentro de la trama. Los dos personajes principales no tardan en aparecer: ellos son el doctor Barry Nyle y la joven Elena, y el foco de la trama. Por razones desconocidas, Elena ha pasado toda su vida dentro de este centro, y a partir de ciertos experimentos en ella (nunca sabemos a ciencia cierta de qué tipo) ha desarrollado cierto sentido de telequinesis. El doctor Nyle deja entrever una obsesión casi malsana para con Elena, obsesión que se volverá mortal con el correr de los minutos.
Llegado cierto momento, el ritmo pausado de Beyond the Black Rainbow toca fondo. La visión futurista y surrealista de Cosmatos entrechoca con sus habilidades como narrador, confundiendo escenas lisérgicas que no quedan muy bien en claro con un despliegue visual impecable; la recreación de un 1983 se nota desde la puntillosa puesta en escena, hasta el método de filmación, con unas imágenes que parecen salidas de TRON y una banda sonora muy ochentosa, chiclosa, que se te pega. Técnicamente, poco hay para reprocharle al film, pero la historia se siente demasiado estirada incluso hasta para el espectador más paciente, que no podrá ver la hora en que la película termine, con un corte a negro que por poco y me hace aplaudir del hastío al que había llegado a mediados del metraje.
Los protagonistas también son el ying y el yang del proyecto: Michael Rogers impregna a su doctor Nyle con fervor por su proyecto en Elena, se torna obsesivo, es maniático, es terrorífico; sin lugar a dudas, mete miedo y es un punto relevante en la película. El contraste lo hace la joven Eva Allan, quien se ve restringida por las limitaciones de su personaje, aunque su trabajo de verse como una indefensa y pobre rehén del centro no tiene un lado apático por el cual el personaje puede sentirse apenado; simplemente no hay suficiente sustancia como para sentirla. El resto del elenco apenas se deja ver, pero sus actuaciones son concisas, sencillas y ya.
Siento que estoy entre aguas divididas: por un lado, el estilo visual, la música, los protagonistas, las escenas psicodélicas, todo encaja y está servido en bandeja para conformar un peliculón de ciencia ficción, pero la simpleza de la trama es estirada por el director hasta casi 2 horas y el peso de este lastre arrastra a toda la película, que en sus últimos minutos se convierte en un slasher (¿?) inesperado y un final simplemente estúpido y carente de efecto.
Realmente quise que me guste Beyond the Black Rainbow, esperaba un viaje lisérgico extremo, pero lo que obtuve fue dicho viaje pero sin las drogas en mi organismo, ¿me explico? Es como si tu grupo de amigos se hubiese drogado y vos sos el único sin drogas y, por lo tanto, morís del aburrimiento esperando que ellos regresen del trance.
Calificación: C