Una de las enfermedades hepáticas más comunes en la actualidad es la hepatitis. Las distintas variantes de esta enfermedad producen diferentes sintomatologías. En el caso de la hepatitis C, sin embargo, los síntomas pueden tardar hasta 20 años en manifestarse. En España, hay cerca de un millón de infectados con hepatitis C.
La incidencia de casos de hepatitis C suele ser mucho más alta en ciertos sectores de la población. Está comprobado que las personas con transaminasas altas (que suelen ser las que terminan aumentando de peso de forma considerable), las que provienen de países con un alto índice de personas con la enfermedad (como los habitantes de África y de ciertas partes de Europa del Este). La inmigración, de esta manera, puede estar asociada a los distintos brotes de la enfermedad en las ciudades cercanas a los países más afectados por la hepatitis C. Los exámenes y testeos más efectivos para efectuar un diagnóstico de hepatitis C miden la cantidad de anticuerpos del organismo para hacerle frente a esta enfermedad (de esta manera se puede saber exactamente si una persona padece esta afección, incluso en casos asintomáticos).
La hepatitis C es una de las enfermedades hepáticas más frecuentes después de la cirrosis, causa de la mayor cantidad de trasplantes de hígado en la actualidad. Los nuevos medicamentos desarrollados para mejorar la recuperación de las personas diagnosticadas con hepatitis C, por lo general, se basan en componentes como el interferón y la ribavirina. De hecho, con estos elementos se pueden revertir hasta un 55% de las enfermedades hepáticas que derivan de la hepatitis C. Vale destacar, por lo demás, que los medicamentos más efectivos contra la hepatitis C son los que actúan directamente sobre los inhibidores de la proteasa. En ciertos casos, los tratamientos de hepatitis C pueden ser personalizados, dado que la expresión de esta enfermedad puede variar notablemente de individuo a individuo.
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