Revista Política
Por fin ayer los electores catalanes depositaron en papelito del voto en la urna y como siempre todo cambia para que todo siga igual, pero distinto. A grosso modo, si hablamos del bloque nacionalista hemos pasado de 86 en 2010 a 86 a 87 ayer, si contamos con ICV, si los número son de 76 a 74 diputados autonómicos nacionalistas.
Es cierto, que según parece el nacionalismo no ha tenido un gran avance, esa marea independentista no se ha reflejado en el parlamento, pero esto no es del todo cierto, ya que sí que han variado las fuerzas que componen ese bloque, ya que CiU, aunque su avance hacia un nuevo Estado de facto es irreversible, a la hora de la verdad nunca dan ese paso, si no que se quedan a medias para poder seguir chupando del bote español que les roba y seguir disfrutando de los beneficios del mercado español y por extensión europeo.
El hórdago de Mas era una apuesta a doble o nada por conseguir una mayoría absoluta y sintiéndolo mucho, no lo ha conseguido, más bien ha perdido 12 parlamentarios quedando en manos de un partido más independentista si cabe como es ERC, de modo que para formar un gobierno estable, ha de hacerlo con sus compañeros de viaje. La otra opción sería que el PP siguiera siendo su felpudo para que el nacionalismo suave de CiU siguiera gobernando durante 4 años o los que Arturo quisiera, aunque esto lo veo poco probable salvo para acuerdos puntuales en materia económica.
Por tanto, independencia o mayor inestabilidad es lo que ha conseguido Mas con esta vacilada que por cierto estaría muy a la altura de un chupalo de Madrid, precisamente lo que él tanto critica.