Revista Salud y Bienestar

Más cosas sobre los omega 3

Por José Antonio Villegas García

En el apartado de Consultas de la página web www.latiendadehector.comhe recibido el comentario preocupado de un cliente que consume habitualmente el DHA de la marca aconsejada por mí en la tienda y que me preguntaba mi opinión sobre el artículo que había leído en el enlace http://loquedicelacienciaparadelgazar.blogspot.com.es/en el que los suplementos de omega3 quedan en entredicho. 
Más cosas sobre los omega 3
Casi al mismo tiempo, me han llegado las conclusiones del III Curso sobre Nutrición 100% Natural celebrado en Madrid en el que el doctor Clemens von Schacky, jefe de la Unidad de Cardiología Preventiva de la Ludwig Maximilians-Universidad de Múnich, considera que un nivel óptimo del Índice HS-Omega-3 reduce el riesgo cardiovascular, y mejora la función cognitiva, además de reducir la incidencia de depresión y TDAH. Al mismo tiempo, el comunicado del citado curso dice que el consenso entre los expertos participantes es que el aceite de krill extraído en frío aumenta el Índice-HS-Omega-3, y con ello, los beneficios para la salud, en mayor medida que el aceite de pescado, debido a que sus dos ácidos grasos esenciales Omega-3, eicosapentaenoico (EPA) y docosahexaenoico (DHA), son más biodisponibles.Tremenda contradicción ¿no?; Y ante ella ¿A quién creer? 
Bueno, lo primero que he de decir es que mi opinión en este tema no se reduce exclusivamente a lo leído en la literatura médica, sino que se basa en más de doce años de estudios experimentales con este ácido graso. Dicho esto, tengo que decir que no me extraña, en absoluto, la discrepancia entre los estudios que se presentan en la web citada (en la que, por cierto, hay una cierta inclinación hacia los metaanálisis de resultado negativo) y la publicidad de las empresas que manejan millones de dólares de inversión en estos compuestos, por muy revestidas de jefes de cardiología que se presenten.
El DHA tiene una base conceptual indiscutible y eso nadie lo pone en duda en este momento (aunque hace años, cuando empezamos a hablar de ello sí existía una oposición por parte de los prebostes de la ciencia de la nutrición en España). Nadie me puede discutir mi experiencia con el DHA con el que yo he experimentado, porque aparte de las investigaciones, mis pacientes han disminuido los triglicéridos en plasma de forma fulminante y he observado mejorías en el área cognitiva y conductual en pacientes con diversas enfermedades mentales.
Para comprender un poco lo que ocurre con éste ácido graso hay que entender el proceso de industrialización, el marketing de mercado y la publicidad tendenciosa realizada utilizando personajes con un excelente curriculum académico dispuestos a ponerlo al servicio de un buen postor. Asimismo, hay que comprender que la efectividad de este ácido graso tiene muchísimo que ver con la dieta total de la persona. No podemos simplificar su acción a la idea intuitiva de que la ingesta de un ácido graso que es un componente de los fosfolípidos de membrana, va a modificar directamente esos fosfolípidos y va a provocar todos los cambios que, conceptualmente, se sabe que se producen en la célula con una membrana más permeable y fluida. Pensemos que queremos evitar que un vehículo vaya de una ciudad a otra. Si ambas ciudades están unidas por una carretera principal, varias secundarias y múltiples caminos vecinales, no podemos pensar que bloqueando el paso por la principal vamos a evitar que el vehículo vaya de una ciudad a la otra, ya que si no lo hace por la vía principal, lo hará por cualquier otro camino que se ha establecido entre ambas. La evolución ha creado múltiples rutas metabólicas, en nuestro caso, ya que evolutivamente, descendemos de primates frugívoros, que pasaron a una dieta omnívora incluyendo carnes y pescados y multitud de alimentos a los que accedimos, en primer lugar por el uso del fuego y posteriormente por la tecnología. Es inútil plantear un estudio riguroso con la ingesta de DHA si no controlamos la biodisponibilidad del producto y la dieta del paciente.
Hace años, leí en Diario Médico que se iba a iniciar un estudio sobre la utilidad de los ácidos grasos omega3 en pacientes psiquiátricos de un hospital de Madrid. Hasta aquí no hay nada que objetar, al contrario, mi primer pensamiento fue favorable e ilusionante (ya se empezaba a comprender la importancia del DHA por la clase médica). Lo malo vino después, cuando leí que se iban a emplear ésteres etílicos de EPA y DHA. ¿Nadie se había planteado la importancia de la biodisponibilidad del compuesto a investigar? En seguida la comprendí, lo que se empleaba era una formulación patrocinada por un laboratorio interesado. Este es el primer problema, no hay suficientes estudios rigurosos e independientes y los que hay están patrocinados o dirigidos (a veces de forma muy sutil) por la empresa que controla el producto. 
En el ejemplo del comunicado del curso en relación con el omega3 de krill, la conclusión de que el aceite de krill es más biodisponible por estar en forma de fosfolípido no es una prueba, es una opinión, de hecho, nosotros que sí hemos estudiado la absorción del aceite de krill no hemos visto tal biodisponibilidad.
Bien, es evidente que la industria nos manipula, pero no olvidemos a los talibanes del bando contrario, expertos en lectura de publicaciones en revistas especializadas que nunca han pisado un laboratorio, pero, eso sí, todo lo critican con la gran palabra “metaanálisis” como si fuera la verdad absoluta. A estas personas de buena voluntad y con el magnífico interés de contrarrestar la potente argumentación del marketing industrial, les diría que fueran más abiertos y que no se dejaran llevar por el extremismo. Es muy importante saber separar el trigo de la paja porque si ante un kilo de trigo esparcido en una tonelada de paja nuestra reacción es decir que “todo es paja”, perderemos el trigo y la oportunidad de no pasar hambre. Un buen metaanálisis de estudios mal diseñados dará lugar a malas estadísticas. Asimismo, el hecho de la propia confianza en lo disponible de estudios publicados puede generar resultados exagerados debido a dicho sesgo (por ejemplo, los estudios que muestran resultados negativos o insignificantes tienen menos probabilidades de ser publicados).
En los ácidos grasos omega 3, el criterio científico consensuado es que hay que equilibrar la relación n6/n3 hasta llegar a un 2/1 o como mucho un 4/1 (actualmente estamos por encima de 10/1 en la dieta occidental) (cita bibliográfica). Este equilibrio hay que buscarlo con la dieta si es posible, evitando la ingesta de aceites n6 (maíz, soja…) y consumiendo pescado salvaje. Si no es posible, la suplementación con productos de calidad con DHA protegido (lípidos estructurados), es una opción válida. 
Dejemos a los científicos seguir debatiendo las dosis y formas de presentación del DHA para ser efectivo como nutracéutico en distintas enfermedades, porque aquí sí que hay controversia. Pero si queremos adelantarnos, consideremos una suplementación con un DHA de calidad prescrito por un médico con experiencia, que es muy probable que nos puede ayudar en patologías de gran impacto como todas las enfermedades mentales y cardiovasculares.

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