El astro portugués es un filón inagotable de comentarios tanto por su calidad como jugador que por motivos extradeportivos. Su millonaria renovación, en la que no le importaba el dinero, fue firmada siendo portador de unas enormes gafas, de diseño por supuesto, que no precisa porque su vista es excelente. Afirma el artículo que es la última moda, ponerse uno unas gafas innecesarias, sin graduación, supongo que obligadamente de la marca y línea que establezcan oportunamente los dictados de la moda.
Recuerdo en mi niñez lejana, cuando uno de los chicos de clase se veía obligado a utilizar lentes correctores, como se le llamaba cuatro ojos y resultaba causa de chanza unas cuantas semanas, hasta que se acostumbraba el personal a su nueva imagen. Después, en la adolescencia y juventud, los miopes utilizaban lentillas para no resultar menos atractivos con sus gafas más o menos llamativas. Ahora, unos pocos años después, es moda llevarlas hasta por quienes no las precisan, en un movimiento encabezado por el luso internacional, icono del buen gusto de la moda.