Revista Medio Ambiente
Como ya he comentado varias veces en este blog, las repoblaciones de salmónidos con el objeto de reforzar las poblaciones salvajes han resultado un fracaso, ya que la mortalidad de los juveniles soltados es muy elevada debido sobre todo a las condiciones de domesticación a las que están sometidos durante la crianza, que dificultan su adaptación a las condiciones salvajes. Por otra parte, la captura de individuos salvajes para usarlos como reproductores tiene un efecto muy negativo sobre las poblaciones.
Recientemente, se han hecho públicos los datos de retorno de salmones al río Urumea (Guipuzkoa), un río en el que la especie prácticamente se había extinguido y en el que se han aplicado desde hace años intensivas campañas de repoblación. Y los datos no dejan lugar a dudas, de los 187 salmones adultos que se registraron en la estación de captura, el 82% eran salmones salvajes y sólo el 18% procedían de repoblaciones. Lo más curioso es que esos animales salvajes procedían de poblaciones cercanas, sobre todo de Galicia y de Cantabria, lo que indica claramente que los salmones, en ausencia de obstáculos que se lo impidan, son capaces de recolonizar los cauces sin ninguna ayuda del ser humano.
Este mismo hecho ocurríó en el río Trubia, un afluente del Río Nalón, en el que durante muchos años no hubo salmones debido a la contaminación y a la presencia de presas insalvables. Fue suficiente con limpiar el río y construir una escala en la presa del Furacón para que en el año 2002 se confirmaran los primeros desoves naturales en un río que nunca se había repoblado. Y esto no ocurre sólo en la Península Ibérica, en el río Támesis, donde también se realizaron importantes campañas de repoblación de salmones, la mayoría de los salmones que retornaron al río después de que este hubiera recuperado su calidad ecológica, no provenían de las repoblaciones, sino de ejemplares salvajes procedentes de ríos del sur de Inglaterra.
A pesar de todas estas evidencias, las repoblaciones de salmón siguen siendo para la Administración la piedra angular de sus políticas de recuperación, mientras que los verdaderos problemas para la especie, como el lamentable estado de la mayoría de los cauces, la presencia de obstáculos insalvables, la destrucción de los bosques de ribera y de los frezaderos, los vertidos incontrolados, el furtivismo y sobrepesca, siguen estando presentes y nadie se atreve a hacerles frente.
El año pasado, comentaba cómo se había instalado una reja en la escala del Furacón que tenía por objeto capturar a todos los salmones que remontaban el río Nalón para desovarlos artificialmente en la piscifactoría. Entonces atribuí ese despropósito a la política salvaje que había emprendido el anterior presidente del ejecutivo, el señor Álvarez-Cascos, con una ley que eliminaba todas las restricciones a la pesca y que prometía incrementar exponencialmente el número de repoblaciones.
Ya han pasado varios meses desde entonces y se ha producido un cambio en el gobierno regional y curiosamente, el partido que antes criticaba las decisiones del anterior ejecutivo en materia de pesca y que ahora está en el gobierno, sigue manteniendo las mismas políticas en cuanto a las repoblaciones. Y no sólo eso, sino que este año, la trampa de salmones de la escala del Furacón se ha instalado un mes antes que el año pasado, para de esta forma conseguir que ni un sólo salmón salvaje llegue a los tramos altos del Nalón.
Parece evidente que independientemente del partido que esté en el gobierno, nada cambia. No importan los informes científicos ni incluso los datos objetivos que confirman la ineficacia de estas políticas de gestión. Lo único que importa es soltar peces al río, aunque se mueran el 95% de ellos, aunque se incrementen los problemas de deriva génica, aunque sencillamente no sirvan para nada mas que para agravar los problemas existentes. Conviene tener en cuenta que sólo las asociaciones de pescadores que dispongan de una piscifactoria "con capacidad de producción anual de alevines de trucha y salmón superior a 75.000 ejemplares" pueden ser sociedades colaboradoras y de esa forma participar en los consejos de pesca y de esa forma presionar a la administración para que haga las leyes a su medida.
¿A quién le interesa mantener las repoblaciones aunque sean negativas para la especie? Cada uno que saque sus propias conclusiones