Celebrando las primeras 1.000 visitas
Hoy es día de cifras: este tejado ha superado las 40.000 visitas. Semejante "hazaña" nos ha llevado 6 años, a razón, en un principio, de dos o tres entradas por semana, hasta reducirse a una en la actualidad por imperativo del tiempo disponible, cada vez más escaso. Desde que los blogs eran la red social por excelencia hasta este momento en que están de capa caída a causa de la feroz competencia de otras redes más interactivas y ágiles.Llegué aquí sin saber muy bien el cómo ni el por qué, siguiendo un poco la corriente de mi entorno, supongo. Todavía me limitaba a escribir tímidos relatos que compartía en una página web: El Recreo, y ni me atrevía a pensar en escribir una novela.
Primera cabecera del blog
Recuerdo con cariño a muchos amigos de entonces que me animaban y que, salvo unos pocos, acabaron sucumbiendo a los cantos de sirena de Facebook o Twiter, aunque también los hay que siguen manteniendo en pie su primera casa bloguera, como Blanca Miosi o Maribel Romero. Extraño a Tito Carlos, Stanley Kowalsky, Didac Valmon y otros. Muchos compañeros han ido creciendo en el mundo de la literatura y han probado las mieles del éxito. Otros, desaparecieron sin dejar rastro.
Los hay que siguen fieles a su blog (y al mío) como Uno. Llegaron nuevos amigos, y como llegaron se fueron, algunos se quedaron, y otros aparecen de vez en cuando.
Un regalo de Sergio Astorga
Los blogs ya no tienen la vida que tuvieron, ya no hay tanta interacción. Hubo un momento en que llegábamos a cuarenta o cincuenta comentarios por entrada, ahora apenas son diez. A veces he pensado en dejarlo. Pero me da pena. Es como mi casa. Un rincón íntimo en el que se puede hablar con calma. Hay mucha historia acumulada aquí, seis años de mi vida, mi evolución como escritora. Mis ilusiones, mis temores, mis éxitos y mis fracasos.
¿Resistiremos 6 años más? ¿Llegaremos a las 80.000 visitas? Quién sabe...