El post de hoy se podría comenzar a modo de chiste:¿Qué hacen dos mil quinientos chinos a la vez, y todos juntos, en Madrid?
Nuestros tutores legales y mentes pensantes, es decir, tanto nuestros jefes como políticos de turno, cada vez que nos quieren introducir, normalmente para mal, un cambio en nuestras vidas, dicen eso tan manoseado de “pues en el extranjero desde hace años que se lleva a cabo”.
Esperemos que en más de uno de nuestros jóvenes empresarios, porque los de la vieja escuela ni quieren ni podrán cambiar, cunda el ejemplo y se acuerde de sus empleados no solo para abroncarlos sino para decirles que “también es culpa suya” de que su empresa vaya también. Vamos, el otro lado de lo que normalmente suele ser el comportamiento del empresariado y de una manera de ver el negocio en el que siempre prima, a la hora de surgir un problema, el preguntar “quién ha sido” en lugar de “por qué ha ocurrido”, para evitar ese problema en un próximo futuro.
Los deseos de empresarios de los lugares (Madrid, Toledo, Barcelona, además de una corrida de toros, visita a varios museos, y copiosos ágapes) a los que les ha tocado la lotería de ser visitados por el grupo proveniente de China, y que deben de ser ávidos compradores de productos de alta gama, serán muy parecidos, salvando las distancias de la época, a aquellos de “Bienvenido Míster Marshall”, aunque en realidad el cuento ha cambiado y mucho.
Ya los “salvadores”, en este caso, no vienen del capitalismo puro y duro, de unos Estados Unidos, que para los personajes de la película de Luis García Berlanga representaban una especie de Reyes Magos de la abundancia, y ahora vienen, visto precisamente con los ojos de entonces (mediados de los cincuenta), de los rojos, de los comunistas. Aunque quizás hace tiempo que aprendimos que el dinero no tiene padre ni madre, mientras venga y mucho.
Quizás, y visto desde Occidente la imagen que se pueda captar de este nuevo Rey Midas, de China, no coincida en nada con la que tendrá para sus empleados, por su cultura y por diferentes maneras de ver la vida.
A nosotros, buenos somos también, si nuestro jefe tiene la idea de organizarnos un viaje de vacaciones, por ejemplo a Suecia, la mayoría pensaríamos, como mínimo: ¿por qué mi jefe me organiza la vida?, ¿qué se me ha perdido a mí en Suecia?, o ¿no me podrá dar el valor del viaje en dinero? Quizás, en el fondo, el destino nos hace un favor...*FOTO: DE LA RED