Revista Deportes
Aunque la sufridísima victoria de hoy en Mestalla sólo van a suponer tres puntos más, para alcanzar la cifra de 71 puntos (que en la temporada en la que el Depor quedó campeón de Liga con 69 puntos, sería suficiente para serlo), superar el récord de imbatibilidad continuada fuera de casa en Liga y para sumar la victoria número 23 en 26 partidos, aunque matemáticamente sólo haya servido para ello, el valor psicológico de esta victoria es importantísimo y supone haber asestado un golpe casi mortífero al campeonato.
El caprichoso calendario, vaya ironía, había situado cuatro desplazamientos consecutivos de los más complicados del campeonato (Valencia, Sevilla, Villarreal y Madrid). Y salir victorioso del primero de ellos, a falta de sólo 12 jornadas, obliga prácticamente al Real Madrid a tener que conseguir todos los puntos que le quedan por disputar en sus 13 jornadas, y esperar que suceda lo imposible en el lado blaugrana, lo cual conscientes como son de que eso es muy poco probable, si el Barça es capaz de mantener el ritmo en los próximos tres partidos, la Liga seguramente estará sentenciada.
Aunque obvio es que de cómo Barça y Madrid salgan de sus respectivas eliminatorias de Champions, también tendrá influencia en si el título de Liga se decidirá antes o después.
Y el Barça ha ganado a pesar de una de las guardioladas más grandes que recordamos, situando una defensa de tres con Busquets de hombre libre, dos carrileros con Alves y Adriano, tres centrocampistas y sólo dos puntas con Messi y Villa. Y el resultado de este experimento ha sido una primera parte horrible en el cuarto de hora inicial y mediocre en el resto de la primera parte, donde el Barça parecía cualquier cosa menos el Barça, sin dominar el centro del campo, sin posesión de balón y sufriendo más de lo normal en defensa. A ello además ha contribuido un césped muy alto y seco que imposibilitaba que el balón corriera con cierta normalidad. Y a pesar de ese desorden el Barça dispuso de dos ocasiones clarísimas en las botas de Messi y otra más en un Villa muy desangelado hoy.
Pero Pep, tras ver que en la reanudación la situación empeoraba con un Valencia dominador del partido y disponiendo de ocasiones claras de gol, lo que provocó que al cuarto de hora el equipo volviera a la normalidad, con la entrada de Pedro por Mascherano, lo que reorganizó el sistema al 4-3-3 archiconocido por todos. Sólo ese cambio desarboló al conjunto ché, que ya no se acercaría con más peligro claro a la portería de Pinto, y provocó que el Barça volviera a dominar el partido.
Y sin hacer, ni mucho menos, ningún fútbol maravilloso, a falta de quince minutos llegó el gol de Messi tras una gran jugada de Adriano. Y aquí se acabó el Valencia, y quien sabe si la Liga.
En el momento crítico de la temporada, cuando han llegado las lesiones y sanciones de jugadores importantes, los no tan habituales como Pinto, Adriano y Keita, que además no habían aportado gran cosa hasta la fecha, han dado un paso al frente y han asumido perfectamente su rol. Y aquí radica una de las grandes diferencias de este equipo con otros.
Ahora sólo queda recibir al Zaragoza antes del partido que puede marcar el año y hacer que esta temporada pueda ser buena o muy buena. Y precisamente porque todos estaremos pensando en ese partido, la visita del Zaragoza tendrá más peligro del que aparentemente tendrá.
Hoy me despediré en catalán: A10.
Foto: www.sport.es