Revista Opinión

Mas: El referéndum, Europa y el 3%

Publicado el 14 septiembre 2015 por Rgalmazan @RGAlmazan

La entrevista que el domingo pasado le hizo Ana Pastor a Artur Mas tuvo jugo y no ha pasado desapercibida. Tanto las preguntas (incisivas) como las respuestas (inteligentes), al margen de lo que se opine, fueron de primer nivel.

Desgraciadamente no se habló de la gestión del gobierno de Mas. Sin embargo, a mí me gustaría hablar de tres temas que se tocaron en dicha entrevista. La mayoría que cree Mas que es necesaria para abrir el proceso de independencia, la duda sobre la permanencia de una hipotética Catalunya libre en la Unión Europea y los temas de corrupción que presuntamente atañen a Convergencia.

Mas dice que el cómputo de la mayoría necesaria para iniciar un proceso de independencia debería ser el de los diputados y no el de los votos. Recordamos que las encuestas dan una mayoría a Junts pel Sí más la CUP, en número de diputados, mientras que si se contabilizan los votos no llegarían (aproximadamente sería el 46%).

Independientemente de mi opinión (estoy de acuerdo con que se convoque un referéndum de autodeterminación en Catalunya pero no votaría por la independencia), reconozco que la respuesta de Mas es inteligente y tiene razón. Él, dice que hubiera querido contar votos y no le han dejado convocar un referéndum, por lo tanto, juega con las cartas que le han dejado, la de contar escaños.

Rajoy Mas

Y no nos extrañemos de que Mas quiera tomar la iniciativa política, porque no debemos olvidar que Rajoy, con un 44,6% de los votos (aunque tenga mayoría absolutísima de diputados, gracias a una desgraciada y falsa ley electoral) nos ha jodido la vida con sus recortes y ha quebrado el Estado del Bienestar. Por consiguiente, es lógico que se quiera jugar, desde el punto de vista de Mas, con las mismas cartas, eso sí, sin trampas, porque cuenta con los escaños de la CUP, cuando este partido ha dicho que había que conseguir la mayoría de los votos.

Otra cuestión es si Catalunya, si consiguiera ser independiente, podría seguir perteneciendo a Europa. Y Mas dice, como Estado tendrían que ratificarnos y podríamos tener un problema, pero como catalanes no hay ningún instrumento legal para que nos echen y por lo tanto seguiríamos siendo europeos. A mi modo de ver, se trata de un razonamiento falso, puesto que si Catalunya decide independizarse y separarse de España, estaría al mismo tiempo auto-expulsándose también de la Unión Europea, hasta que entrara como nuevo país.

Por último, Mas confirma que no ha habido corrupción en su partido y que lo del 3% no es cierto. En fin, después de ver los episodios de la familia Pujol y la imputación del administrador de su partido, Daniel Osàcar –Mas pone las manos en el fuego por él--, además de otros episodios anteriores, no parece que Mas diga la verdad y diría que está tomando demasiado riesgo, cuando podía haber contestado de una forma más indefinida, haciendo referencia a la corrupción global de los partidos gobernantes y sin poner manos en el fuego, hablar de que cuando se presentasen pruebas, él tomaría las medidas pertinentes.

En fin, lo dicho, una entrevista jugosa donde cada quién y cada cuál puede sacar sus conclusiones, desde luego ha sido un juego dialéctico provechoso, porque ahora, sin duda, sabemos más sobre el President, lo que nos puede aproximar más a la realidad catalana.

Aunque el bullicio que supone este posible plebiscito haya evitado, lamentablemente, hablar de la gestión de la Generalitat, los recortes en Sanidad, Educación y otros aspectos sociales, algo que sin duda interesa también a los catalanes. La independencia para el gobierno catalán ha servido para ocultar la realidad social en la que se encuentra Catalunya.

Y ya por pedir que no quede. El problema catalán se ha de solucionar dialogando y la inmovilidad voluntaria de Rajoy y la pretensión rupturista de Mas les descalifican como interlocutores. Sin olvidar que el primer paso, el más importante es dar la posibilidad de que el pueblo catalán se manifieste y decida cuál quiere que sea su futuro.

Salud y República


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