El dinero, autentico leitmotiv del inventado nacionalismo palestino.
Bueno, el dinero y la violencia antisemita, claro.
En todo caso está claro que los interminables fondos y subvenciones que llueven al ente palestino no siempre son usados como deben: cuentas en Suiza, compra de armas y pensiones a los terroristas encarcelados suelen ser su destino final.
Ahora le ha tocado el turno al mismisimo Rafik Natsheh, responsable de una comisión contra la corrupción que se ha lucrado con una organización de ayuda a los huerfanos palestinos.
Está claro que sigue la estela de su admirado Arafat.
Fuente: Palpress