Pocos días antes de las pasadas elecciones generales, el podemita de turno tuiteó una supuesta felicitación para los musulmanes, cuajada de errores (el Ramadán comienza para numerosos musulmanes, no éstos empiezan el Ramadán) y faltando a los principios postulados por el propio político cuando defendió a ultranza la laicidad del Estado.
Efectivamente, que socialmente nos definamos dentro de la laicidad no excluye la libertad religiosa, ni las creencias que profesen nuestros representantes, ni tampoco, y por supuesto, el derecho individual de cada uno, de defender su fe o alegrarse de los eventos de otras creencias. Lo que me llama la atención del Sr. Espinar, es que no felicite a los cristianos por la Navidad, ni a los judíos o los budistas por sus celebraciones respectivas. Correligionarios de D. Ramón se despelotaron en un acto cristiano -una misa- como forma de protesta -según ellos- contra la fe cristiana -ignora uno el daño ocasionado por esta religión al personal en cuestión- que, a la vez, felicita a los musulmanes. ¿Miedo?. ¿Captación de votos?. Permaneceremos en el sombrío espacio de la ignorancia hasta el fin de los días; no faltaron conspicuos de la formación morada que calificaron este tipo de actos de defensa de la “multiculturalidad”. Se conoce que el cristianismo no es vehículo de cultura, tradición, conocimiento o filosofía y los practicantes de la Yihad representan el progresismo militante del Islam moderado, mereciendo el reconocimiento de los suyos en una Europa decandente. Lamentable.