En Santa Juana, una zona rural chilena, la adolescente Valeska Salazar ha sido brutalmente apuñalada por ser lesbiana. La joven de 16 años para protegerse ha debido dejar su hogar, en medio de los discursos de odio de un grupo evangélico que intenta impedir su regreso al pueblo. Este caso entre tantos otros, expone la violencia que afecta a las lesbianas en Chile. Esta, por lo general, se mantiene oculta provocando su indignante reproducción.
La violencia que afecta a lesbianas es diversa, no obstante, su práctica siempre es detonada por el odio a su diferencia. Muchos de los atentados a lesbianas se asocian a la crónica roja, lo que encubre la saña, la burla, la tortura y la extrema agresividad de los hechos. Estas características -presentes en el caso de Valeska- se observan en todos los ataques de los cuales son objeto las lesbianas. Lo señalado marca una diferencia entre esta violencia y otros delitos de agresión.
El carácter de odio de las agresiones a lesbianas se fortalece y justifica cuando la familia omite la orientación sexual de sus hijas muertas o heridas; cuando las denuncias de violencia se inscriben bajo el concepto generalizador de violencia a la mujer; cuando las mismas lesbianas omiten su identidad para evitar la agresión o la vergüenza familiar, el despido de sus trabajos, la exclusión estudiantil. Este carácter de odio se preserva en la no consideración de nuestra particular voz política.
Esta voz política sabe que son posibles otras formas de vivir en sociedad que se basan en el respeto, en la diversidad, solidaridad y reciprocidad entre las personas. Mientras construimos ese mundo y considerando la complejidad de la violencia que nos afecta a las lesbianas, exigimos al gobierno:
* Tipificar prácticas y crímenes de odio a lesbianas que consideren sus particulares características como agravantes y motivo de específica legislación;
* Campañas de educación y prevención en contra de la violencia a lesbianas para ampliar los limitados alcances de la Ley que establece medidas en contra de la discriminación;
* Considerar la voz lesbiana, lésbica feminista en las decisiones relacionadas con discriminación y violencia a la mujer y la diversidad sexual para no reproducir su invisibilidad política;
* Encargar al Servicio Nacional de la Mujer un diagnóstico de la situación de violencia y discriminación que afecta a lesbianas en el país bajo parámetros emanados de instrumentos normativos internacionales como la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer - CEDAW;
* Aplicar un enfoque que amplíe los contenidos del concepto género, pues éste se asocia a la imagen de mujeres heterosexuales, blancas, clase media ocultando a lesbianas, indígenas, pobres.
El caso de Valeska justifica estas exigencias. Basta pensar en que los delincuentes que la violentaron serán procesados por homicidio frustrado lo que no considera que fue el odio el móvil de su ataque. Basta agregar a lo indicado la flagrante discriminación que cometen grupos evangélicos que intentan impedir la entrada de la niña al pueblo sin que la institucionalidad vigente tome medidas al respecto.
En este contexto que el enfoque de género que aplica el estado sólo aluda a la “mujer” y que debatir sobre discriminación naturalice la ausencia de lesbianas propicia que la violencia no se detenga.
¡Basta de violencia machista! ¡Basta de violencia heterosexual!
Por una sociedad que erradique el machismo, sin practicas, ni crímenes de odio a lesbianas Lesbianas Feministas en Acción.
ADHIERENOMBRE, APELLIDOS, AFILIACIÓN SI EXISTE, PAÍS, CIUDAD.. AQUÍ
Revista En Femenino
Más lesbianas feministas = menos violencia machista
Publicado el 05 agosto 2012 por Daniela @lasdiosasSus últimos artículos
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