José Manuel López, Antonio Pampliega y Ángel Sastre / Agencias y Twitter.
Hoy tenemos otra de esas noticias amargas, tres periodistas españoles secuestrados en Siria. Aunque, desaparecieron hace días hasta hoy la noticia no ha salido a la luz. Se trata de los reporteros Antonio Pampliega, Ángel Sastre y el fotógrafo José Manuel López, que fueron visto por última vez en Alepo el 12 de julio. Solo dos días antes, el 10, cruzaron la frontera con Turquía para entrar a Síria. Todos ellos trabajaban como freelance y fueron al país para hacer una investigación.
Según publicó ayer lunes un diario sirio, y citado por el rotativo El Confidencial, los tres periodistas entraron en Alepo con el permiso de la brigada Ahrar al-Shams, que es la coalición más fuerte dentro de los rebeldes del Frente Islámico, que lucha contra el régimen de Bachar al-Asad. Supuestamente, los periodistas fueron secuestrados junto a su intérprete Osama, el joven sirio Muhannad Tutunji y otro civil.
“Según muchos testigos, Osama entró en un barrio de Alepo por la tarde acompañado por los periodistas españoles hacia las 10 de la noche del lunes 13 de este mes y todo el equipo se fue hacia el barrio de Maadi, donde fueron secuestrados. La transferencia se hizo en ese distrito, en una furgoneta de color blanco tipo Sony Rey y un grupo de hombres salieron enmascarados con uniformes de pakistaníes que habían llegado en un automóvil Honda modelo 2004 de color plata. Dentro del coche estaban los españoles con el equipo que le acompañaban, además de 5.000 dólares y un rifle kalashnikov, un walkie-talkie y una granada”, indica el medio sirio citado por El Confidencial.
Aunque los rebeldes llegaron a controlar esta ciudad, actualmente el grupo más fuerte es el Frente al Nusra, la filial de Al Qaeda en el país, que compite sus fuerzas contra el Estado Islámico.
Por su parte, las familias ya han anunciado que no harán ninguna declaración pública y han pedido “”paciencia pero, sobre todo, respeto” y “discreción”.
Por ahora, se desconoce el paradero de los periodistas y quién los ha secuestrado pues nadie ha reclamado la autoria, pero esto vuelve a poner de relive dos cosas. Primero, las malas condiciones en que trabajan los periodistas freelance en los conflictos que, pese a publicar su información en medios de comunicación de todo el mundo, estos no les ofrecen las garantías ni la protección necesaria para cubrir los conflictos. Por eso, arriesgan su vida por informar al resto del mundo de lo que realmente sucede en estas zonas. Además, también pone de manifiesto que en las guerras, son los periodistas a los primeros que interesa callar, para que no informen, para que no se sepa lo que pasa.
Desde Goldman Sachs is not an aftershave expresamos nuestra solidaridad con las familias de los periodistas secuestrados y esperamos que sean puestos en libertad lo antes posible porque queremos seguir leyendo sus crónicas y viendo sus fotografías.