Revista Deportes

Más polluelos de la tertulia bética

Publicado el 16 noviembre 2013 por Carlos Romero @CarlosRomeroSFC

POR GUARDIANES DE LA MEMORIA

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D. Juan Martín Maroto

No deja de sorprendernos el pedigrí, no precisamente futbolístico, de los miembros de la Tertulia Bética, ya saben, aquello que el propio Presidente verdiblanco Antonio Moreno Sevillano, a la sazón, componente de dicho lobby, calificaba como la verdadera Secretaría del Real Betis Balompié.

Sabemos que Gonzalo Queipo de Llano, el virrey de Sevilla, era su Presidente de Honor, y sabemos que Francisco Bohórquez Vecina, apodado el Bandolero dada su habilidad para dictar bandos terroríficos, fue su Presidente efectivo.

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ABC 30 Junio 1968

Sabemos que allí coincidían algunos de los principales conspiradores de la sublevación militar en Sevilla que acabaría con el régimen legítimo de la Segunda República, aunque eso sí, se reunían sólo para hablar de fútbol, nada más.

Hoy queremos hablarles de otro personaje importante de dicha Tertulia, directivo que fue de la misma, D. Juan Martín Maroto, madrileño de nacimiento (no sevillano) conocido en la ciudad, principalmente, como exitoso banquero al mando del Banco Urquijo.

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ABC 21 junio 1935

Su relevancia en dicha institución llegaría incluso a conseguir que se la conociera como “Banco de Maroto”. En este recorte podemos apreciarlo, al igual que su propia opinión respecto a sus inclinaciones políticas, y no sólo políticas, en línea con su tiempo (a los susceptibles le decimos que la entrevista es más extensa, por si quieren consultarla al completo, ahí está el dato de la fuente, pero como comprenderán, no podemos poner aquí más de diez páginas):

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ABC 10 de febrero 1973

Un buen amigo, ilustre bético también, como el General Cuesta Monereo no podía perderse su homenaje tras serle concedida la Medalla del Mérito en el Trabajo:

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ABC 25 junio 1970

Pero mejor que nosotros, que no se diga, dejemos que otro ilustre bético, Nicolás J. Salas, otro de esos historiadores que calla más que habla y perpetúa a sabiendas de su falsedad las leyendas de su Betis, sea quien nos lo cuente, así no nos llamarán manipuladores:

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La Guerra Civil en Sevilla – Nicolas J. Salas

“Tres hombres claves en 1936

Joaquín Benjumea Burín, Luis Alarcón de la Lastra y Juan Martín Marotto

Fueron los “cerebros” de la economía de guerra que luego sirvió de base para la política de los primeros Gobiernos del general Franco

Franco organizó la España de 1939 contando con tres sevillanos, Joaquín Benjumea Burín, ingeniero de Minas, fundador del Servicio de Regiones Devastadas; Luis Alarcón de la Lastra, militar y empresario; y Juan Martín Marotto, director del Banco Urquijo, que fueron los cerebros de la economía de guerra implantada por Queipo de Llano para afrontar la guerra y recuperación de la retaguardia.”

De Luis Alarcón de la Lastra y sus hermanos ya le hemos hablado suficiente, y por hoy, no le daremos más protagonismo. Su currículo habla por sí solo.

Pero sigamos leyendo al D. Nicolás:

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La Guerra Civil en Sevilla – Nicolas J. Salas

“Los “cerebros” de la economía de guerra

Uno de los capítulos menos conocidos de las aportaciones sevillanas al resto de España, y que pueden integrarse en la deuda histórica pendiente, recuerda las actuaciones de tres personajes que fueron claves en la administración andaluza y nacional desde 1936 en adelante, primero colaborando con el general Quipo de Llano y luego con el general Franco.

Joaquín Benjumea Burín (Sevilla, 1878-1963), conde de Benjumea, ingeniero de Minas y Luis Alarcón de la Lastra (Sevilla, 1891-1971), conde de Gálvez, militar, hicieron posible desde el comienzo de la guerra la organización de la vida administrativa en materia de Aduanas, Alquileres, Armas, Agricultura y Ganadería, Asistencia Social, Comercio, Cultura y Enseñanza, Ejército y Guerra, Gobierno y Administración, Industria, Trabajo y Tribunales. En esta labor contaron con la valiosa colaboración de Juan Martín Marotto, director del banco Urquijo, que asesoró y puso a disposición del general Queipo de Llano la logística bancaria y los enlaces con el resto de la España nacional y los países extranjeros, sobre todo Portugal y Estados Unidos donde se lograron comprar carburantes para la aviación y los carros de combate. En Hacienda y economía, después de las primeras y urgentes medidas inorgánicas, se impuso el control del dinero, del comercio exterior y del abastecimiento. Resulta sorprendente encontrar, junto a medidas operativas bélicas que eran decisivas para el futuro inmediato de la guerra, disposiciones de clearing, desvalorización de la peseta, nuevos mercados o agremiaciones especiales de comerciantes, cuando aún no estaba dominada por las tropas sublevadas ni siquiera la provincia de Sevilla…”

Leyendo estas cosas, comprenderán que cada vez tengamos menos dudas de que los protagonistas del golpe militar del 36 lo tenían todo atado pero bien atado desde antes de alzarse. ¡Ay si alguién hubiera puesto micrófonos en aquella sede de Tetuán!

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