Revista Educación
El mes anterior realizamos una encuesta en esta web con el interés de conocer cuál es la apreciación de los visitantes de distintos países hispanohablantes respecto al presupuesto que sus países destinan para el sector educación. Obteniendo como resultados que el 27% considera que es casi inexistente, un 25% considera que es insuficiente, mientras que un 15% manifiesta que es poco satisfactorio y un 11% cree que es realmente satisfactorio. Si bien dichas cifras son solo estimaciones sin ningún criterio realmente científico. Lo cierto es que dichos resultados no se alejan de la realidad. Pues si sumamos adecuadamente, se puede decir que un 52 % no está conforme con el porcentaje del presupuesto de su país destinado a la educación. En nuestro país como en muchos otros, el porcentaje del Producto Bruto Interno (P.B.I.) destinado al sector educación es realmente muy bajo y quizás vergonzoso. Fluctuando entre un 2% y 3% del total. Cuando en países como Argentina y Chile destinan más del 6% de su P.B.I. Inclusive sus conciudadanos exigen un incremento en función al aumento de sus ingresos anuales. Entonces, La pregunta que todos nos hacemos es la siguiente: ¿Y por qué en países como el Perú no se incrementa el presupuesto para la educación? Quizás la respuesta esté en diversas “razones” que son de conocimiento público, pero que nadie le da la debida importancia. Así tenemos, que los gobiernos no invierten en educación porque la clase política recalcitrante que la controla, ve en la educación una amenaza para sus intereses económicos. Pues educar a la población significaría abrirles los ojos frente a la realidad y no permitir los abusos y ultrajes que se vienen cometiendo a lo largo de los años. Si a esto le sumamos el papel “distractor” de los diversos medios de comunicación. Entonces, nos encontramos constantemente en un hoyo sin salida. Por otro lado, está quienes intentan lograr el cambio. Pero seamos sinceros, lo más popular en muchos de los países como el nuestro, son las obras tangibles que se realizan y por ello se invierte más en ellas; pues garantiza una permanencia segura en los cargos de poder. Algo tan absurdo, si tenemos en cuenta que la educación de los hombres es la obra más importante de todas. Finalmente, debemos considerar que tampoco se trata de invertir sin planificación, sin restructuración del sistema educativo, que en muchos de nuestros países se encuentra desfasado y que de persistir, no permitirá la obtención de los resultados en educación que se esperan.