Revista Fotografía
Cuando hubo decidido no escuchar nunca más su nombre en boca
de gentuza de aquella calaña, echó mano a la herreruza y , clavando
su glauca mirada en el concejal gaditano, le lanzó un mandoble
verbal que brilló como una cuchillada:
"Me conozco un poco y se que acabaría ciscándome en la puta
madre de alguien. Así que olvidaos de mi para organizar el Centenario".
Calóse el chapeo y dándose la media vuelta con indiferencia, fuese.