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Más sobre el indulto de Sevilla

Por Malaka

 SEVILLA INDULTO

“¿Fue merecido o no el indulto? Primero, no existe un protocolo que dicte las normas exigidas para tal caso. Ante la calidad superior de un toro, surge la subjetividad. Pero los árboles de la emoción a flor de piel no deben impedir ver el bosque de la realidad. Arrojado no fue un toro perfecto. No empujó con la riñones en el caballo, fue banderilleado en los terrenos del sol y allí se desarrolló gran parte de la faena de muleta. Fue, eso sí, el paradigma del toro moderno, el referente del toro del siglo XXI, que no destaca ni por su trapío, ni por su fiereza ni poderío, sino por su calidad, bondad y entrega. Ése es el toro bravo que exige el toreo de hoy. Ése es Arrojado, un bombón, un merengue, con capacidad ilimitada para embestir. Por esos méritos ha entrado en la historia, después de Laborioso, un novillo de Albaserrada, que fue indultado en esta misma plaza el 12 de octubre de 1965.””…La tarde era de Manzanares y Núñez del Cuvillo, la ganadería referente, hoy por hoy, de la fiesta. Para bien y para mal. Pero el público fácil y aplaudidor de la Maestranza se lo pasó en grande. Hoy, es evidente que se prefiere al arte con toros como Arrojado que hazañas con toros fieros, encastados y poderosos; con toros de verdad.” Antonio Lorca en El País

“Quería la gente jarana desde un principio. De esas cosas que se sienten. Que se palpan en el ambiente. Tarde proclive para el toreo. Y al final para el toro. Volvía Cuvillo y Morante y Manzanares. Y Aparicio claro. Lo que fue una maravilla de ambientazo degeneró en un cachondeíto. Un indulto innecesario para un toro de mucha clase y temple. Esta vez si que se puede decir que tal torero indultó un toro. Manzanares indultó un cuvillo. Se empeñó a conciencia. Ya al final donde la acusada querencia del toro siempre marcó desde que pisó el albero. "Arrojado" se llamaba. De 500 kilos justos. Muy bajo de hechuras.” Zabala de la Serna en El Mundo

“Si analizamos fríamente la cuestión, el indulto sería discutible por lo que hace el toro en los primeros tercios; no tiene duda, en cambio, por su forma de crecerse al castigo, de embestir sin parar; ni, por supuesto, por el extraordinario clima de emoción que se ha creado.” Andrés Amorós en ABC

“El presidente no se atrevió a dar aviso alguno a Manzanares, que cuajó una faena que fue una auténtica sinfonía a cámara lenta. El usía, o bien asustado ante la insistente petición -no mayoritaria- del público, o bien porque perdió los papeles, o porque no tiene ni la más remota idea de lo que es un toro bravo, sacó el pañuelo naranja y lo que es algo extraordinario -el indulto- lo convirtió en un hecho insignificante. Porque este tercer toro, justito de trapío, con una pelea normalita en varas, buscó de inmediato refugio en tablas, junto al portón de caballos, donde tuvieron que ir a banderillearlo. Luego, el diestro tuvo que sacarlo varias veces de la querencia de tableros. Con la rebaja de exigencias en un hecho tan trascendental, ¿dónde acabará el prestigio de la Maestranza?” Luis Nieto en El Diario de Sevilla

“El animal al que se ha perdonado la vida ha salido en tercer lugar, Arrojado de nombre y 500 kilos en la tablilla. Un toro bajo, armónico, que pasó por el caballo sin mansear, pero tampoco sin hacer pelea de bravo. Sin embargo, en la faena de muleta fue el prototipo de toro que busca Cuvillo. Un toro de una nobleza enclasada que embistió hasta el final y de una duración tremenda. Manzanares le había recibido con unas verónicas muy a compás y se dio cuenta rápido de las cualidades del toro. Sin titubeos ni probaturas comenzó a desgranar tandas de gran expresividad y empaque, pero sobre todo de un temple sublime y una despaciosidad asombrosa. Mediada la faena el público comenzó a vivir la obra del alicantino puesta en pie y comenzó a pedir el indulto. Si nos ceñimos a la realidad que vimos hay que decir que el toro buscó la querencia de los tableros de sol, lugar del que le sacó Manzanares para llevárselo de nuevo más allá del tercio para cuajar otras dos tandas que reafirmaron la nobleza y la calidad del toro. El público pidió con unanimidad el perdón de la vida del toro y el presidente Salguero tuvo que plegarse a la voluntad de la mayoría. Dos orejas simbólicas y vuelta de Manzanares con Álvaro Cuvillo.” Sixto Naranjo en COPE.es


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