A las cinco en punto
el te ritual,
a las cinco en punto
bajando por la escalera al jardin
bandeja en mano,
nos vamos sentando por orden de importancia,
primero mi padre
con voz cavernosa
contando cuentos para reir.
El pan tostado,
el queque blando
la leche pintando el te.
Tardes largas,
pajaros invisibles saltan a mis manos,
de mis labios eternos silbidos
pajaros complacidos,
sobre mis manos
migajas de amor.