Si el día de ayer la entrada era Terapeutas y clientes del servicio, ni el terapeuta ni el cliente del blog post de hoy son muy frecuentes, trata de los protagonistas de la película El alegato del Rey.
El cliente era el principe A., famoso como Bertie por su Real familia, hijo de George V y que asumió el trono tras la abdicación de su hermano, con el nombre de George VI, interpretado por un espléndido Colin Firth.
Todo esto sucedía la Inglaterra de los años treinta del siglo pasado XX, una vez que el doctor Bach descubría y aplicaba sus remedios. Conforme explica el libro publicado últimamente por Eduardo H. Grecco, Lluís J. Bautista y Luis Jiménez, Cúrate ti mismo, Contextuado, anotado y comentado partir de textos inédios, el doctor Bach asistió a un Congreso Homeopático Internacional el año bien mil novecientos veintinueve, que fue inaugurado por el entonces principe A., futuro rey George VI.
No si esta inauguración procuraría el principe proceder algún alegato, ahora que era grandísima su complejidad para efectuar intervenciones público.
De ahí que que su esposa Isabel recurre un terapeuta vocal, Lionel Logue, interpretado asimismo magnificamente por Geoffrey Rush, que lo llevará tras quitarse de encima su particular terapia, a poder ejecutar un alegato radiofónico que resultó inspirador para su pueblo el arranque de la S. Guerra Mundial.
El desarrollo de este alegato lleva cabo mientras escucha la Séptima Sínfonia de Beethoven y la combinación me resultó muy emotiva, fue para mi junto al desarrollo de la amigad que surge entre Jorge VI y Logue, los mejores instantes de la película.