Mascarilla de barro de Weleda, donde el justo medio no se encuentra

Así es mi vida con Weleda: hay productos que me cautivan y otros que me decepcionan. Pero lo bueno de esta marca es que siempre quiero volver a usarla. En este caso, el producto que vengo tratando de descular es la mascarilla de Barro Termal del Noroeste Argentino. 
En el envase viene un polvo al que hay que hidratar y colocar sobre el rostro, cuello y escote limpios. El problema: ¿cuánto hidratamos?¿cuánta agua? En partes iguales queda muy aguachenta. He llegado a poner 4 partes de polvo y 2 de agua y queda más o menos pasable... pero es toda una ciencia llegar al punto justo.

Una vez lograda la consistencia (sin grumos y que tampoco quede tan densa), hay que dejarla actuar por 20 minutos y, con ayuda de agua termal o bruma, no dejar que se seque. El secreto de las mascarillas de arcilla es que nunca lleguen a secarse,  y menos que menos agrietarse. Sino, corren el riesgo de deshidratar la piel y que ésta les quede demasiado tirante. Es por eso que es importante conseguir el punto justo en la preparación de la mascarilla para que no se seque rápido.
El componente principal es el barro termal, que estimula las funciones metabólicas y de circulación, elimina toxinas, desinflama y renueva la piel. Como contiene minerales y oligoelementos, ayuda a frenar el envejecimiento de la piel y aumenta las defensas. Este barro en especial contiene yodo, que elimina los gérmenes y bacterias de la piel; magnesio, que favorece la hidratación y silicato de aluminio, de gran poder cicatrizante, que regenera la keratina de la piel.
Depende de la cantidad de producto que usemos, puede rendir mucho o poco. El problema, como les dije antes, es que es muy difícil llegar a conseguir esa consistencia ideal. Todo es a ojo. Aunque prefiero que la presentación sea así y no que venga ya preparada.
Para pieles mixtas, grasas, maduras y con acné esta mascarilla es ideal.  ¿alguien más la probó?