Esta mascarilla es tremendamente efectiva y beneficiosa para nuestra piel. Con tan sólo dos ingredientes conseguiremos una piel limpia, nutrida, hidratada, suave, tersa y sin arrugas.
Para ello sólo necesitamos dos ingredientes: avena y miel.
La avena es un excelente limpiador natural, elimina células muertas, elimina las impurezas acumuladas en los poros y la cuida, calmándola y manteniéndola sana ya que la mantiene hidratada y protegida de las agresiones externas.
Por ello, este resulta un ingrediente al que podemos hechar mano siempre que queramos limpiar e hidratar nuestra piel en profundidad, reducir el acné, espinillas, brillos y otras imperfecciones típicas sobretodo, en las pieles grasas.
Por otro lado, sucede lo mismo con la miel, otro poderoso exfoliante y limpiador natural, que aporta una hidratación extrema, favorece la regeneración celular previniendo en envejecimiento de la piel y la aparición de arrugas.
Elaboración:
- Cogemos una cucharada de copos de avena y otra de miel. (Se puede utilizar también salvado de avena)
- Machacamos, mezclando con una cuchara hasta obtener una pasta homogénea.
- Aplicamos con los dedos sobre el rostro, evitando el contorno de los ojos.
- Masajeamos con movimientos circulares y dejamos actuar entre 5-10 minutos.
- Aclarar con agua tibia y aplicar nuestra rutina de belleza.
Aunque resulta un poco pastelosa, veréis que el resultado es fantástico e inmediato.
Archivado en: Belleza, Cosmética Natural, Tratamientos Faciales Tagged: antiaging, avena, impurezas, mascarilla limpiadora, miel, pieles grasas, poros