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La interacción con perros, gatos y otros animales podría ayudar a los niños con autismo a desarrollar mejores conductas sociales, así lo sugiere una investigación realizada por la Universidad de Missouri, en Estados Unidos, en la que se comprobó que la presencia o ausencia de una mascota tiene influencia en la capacidad del niño autista para vincularse con otras personas.
Los hallazgos
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