Es inevitable. El proceso que comenzó en Europa y Latinoamérica hace más de tres siglos, con la caída progresiva de los absolutismos nos ha llevado a profundizar en dos vías fundamentales: las democracias y la (teórica) desvinculación de éstas de la ideal del Estado-Iglesia, procesos ambos irreversibles.
Pero veamos en qué dirección vamos en ambas vertientes:
Ya en el siglo XVIII nuestros rituales, sobre todo los del REAA, ya invocaban la separación de poderes, los derechos civiles o que la soberanía nacional recayera en el pueblo a través de plebiscitos para elegir esos poderes y así facultarlos para legislar, gobernar e impartir justicia.
En 1807, Miranda fundó en Cádiz y Madrid filiales de los Caballeros Racionales. La primera filial de la logia se estableció en Cádiz ( España) en el año 1811, con el nombre clave de Logia Lautaro, haciendo referencia al toqui o caudillo mapuche Lautaro, que derrotó a los conquistadores españoles en la Capitanía General de Chile en el siglo XVI y mantuvo independiente de la corona española hasta la guerra de Independencia parte importante del cono sur en territorios actualmente de Chile y Argentina.
Las Logias eran la vanguardia en contra de los Dogmas políticos y religiosos; en contra de la Corona Española absolutista y expoliadora; llegando, a través de la sabiduría milenaria que nos proporcionaron todos los sistemas políticos clásicos, con una creencia firme en la fraternidad y la igualdad del ser humano, independientemente de su raza, credo o género.
La masonería, por su carácter iniciático y su sistema de grados, trabaja los diferentes aspectos vitales y filosóficos de sus miembros de dos formas básicamente que resumimos de forma somera:
La esotérica: que viene a ser aquel aspecto más interno, más íntimo, relacionada con la espiritualidad, guiada más por sensaciones que por por razones, y que hace de cada grado un sistema de símbolos y signos que cada masón debe interpretar e interiorizar.
La exotérica: cuyo contenido trata de implementar en el iniciado o iniciada, una visión global del grado en que se encuentra y se convierte en una correa de transmisión entre lo aprendido simbólicamente en el Templo y su aplicación práctica en la vida cotidiana fuera de él. El aspecto exotérico de la masonería dentro de cada grado, viene a ser, siempre según el que suscribe, el que nos pone los pies en el suelo y nos hace comportarnos según los valores masónicos sin necesidad de hacer proselitismo de nuestros valores, sino aplicarlos de forma directa en nuestro fuero interno a la vez que en nuestro entorno social, ya seamos barrenderos o presidentes del gobierno de la nación.
Visto esto, cabe preguntarnos ¿Cómo podemos exteriorizar todo lo aprendido en nuestros Talleres? ¿Cómo sacar provecho de los conocimientos que como iniciados poseemos? ¿Cómo beneficiar a la sociedad con ellos? ¿Para qué adquirimos valores si no los aplicamos?
La propia ontología y aplicabilidad del Rito Escocés Antiguo y Aceptado es una proyección en sí de su esencia en la Sociedad Contemporánea. No es que debamos decidir si aplicamos nuestros valores masónicos, es que en mi opinión es obligatorio.
Según la propia página web del Supremo Consejo del grado 33 y último del Rito Escocés Antiguo y Aceptado para España. "Es difícil encontrar un Rito en el que se armonice tan equilibradamente el Espiritualismo el Humanismo y la Libertad que son las tres columnas que sostienen al Escocismo. Porque el R.·.E.·.A.·.A.·. es un Rito tradicional iniciático basado en esos tres elementos y asentado sobre la profunda fraternidad masónica."
Pero nos quedamos ahí. Eludimos la responsabilidad que por nuestras enseñanzas nos son dadas. En definitiva, combatir la hipocresía, hacer frente al ambicioso o clamar ante la injusticia, forma parte de nuestra genética, que se arraiga desde nuestros antepasados.
La honorable Fraternidad de los masones, en su fase operativa y, a pesar a las constantes referencias bíblicas y teológicas en los diversos manuscritos y códigos, tomó como uno de sus símbolos principales, que tiene para la masonería una significación filosófica basada en la perfecta solidaridad.
En efecto: siendo el círculo la primera figura curvilínea plana, cerrada y perfecta, como el triángulo equilátero es la primera figura rectilínea perfecta, y estando el círculo determinado por la rotación de una de las puntas del compás alrededor de la otra como centro; considerando que este centro simboliza al masón, equidistará de todos los puntos de la circunferencia, que simbolizan a los hombres, y como todos estos puntos gozan de las mismas propiedades, todos los seres que componen la Humanidad tienen los mismos derechos; y a todos debe llevar el masón, colocado en el centro de la Humanidad, la luz de la verdad, los beneficios de la ciencia y el ejemplo de las virtudes.
Si la masonería no se nutre; de la Libertad no abstracta, sino concreta; de la Igualdad efectiva y real entre los seres humanos de la Fraternidad o el mutuo socorro entre hermanos: ¿DE QUÉ SIRVE?.
Hoy, sin embargo, ignoramos el sentido EXOTÉRICO que los símbolos nos proporcionan, y utilizamos las herramientas facilitadas por los conocimientos inferidos desde siglos ha, en beneficio propio y no en el común. Quizás sería una buena idea tomar el ejemplo y el testigo de aquellas fraternidades liberalizantes y libertadoras, no sólo de nosotros mismos, sino del mundo que nos rodea al mismo tiempo, sincronizando así nuestros pensamientos con nuestros actos, precisamente para completar el círculo que el compás circunscribe a nuestro alrededor y combatir por la ansiada perfección a la que debe aspirar todo Hermano o Hermana, y así quedar en paz con uno mismo, que no es poco.
He dicho.