Para entender lo que está ocurriendo hay que acudir a la psicopatología. Y, por ejemplo, hablar de masoquismo, esa aberración consistente en disfrutar con el sufrimiento, hallar placer en el dolor y el desprecio.
La relación del Gobierno con los separatistas catalanes no es normal. Hacen un uso tramposo de la palabra “diálogo” porque nadie la rechaza pero todos sabemos que en este caso y con estos interlocutores es imposible.
El último episodio, el del descubrimiento del “relator” ha sido muy elocuente. La vicepresidenta sigue haciendo el ridículo y ellos le dan con la puerta en las narices, la desmienten, rechazan sus Presupuestos y rompen relaciones. Aun así el gobierno mantiene su apuesta por el diálogo y no piensa si sería mejor mantener posiciones previamente acordadas con los otros partidos constitucionalistas.
Como rectificar es de sabios, estos no rectifican.