En alguna ocasión hemos hablado del papel menor que la guitarra ha tenido y tiene en el repertorio clásico de todas las épocas lo que obliga a los intérpretes a buscar en las transcripciones de obras originalmente escritas para otros instrumentos la forma de ampliar su horizontes. Massimo Menotti es el protagonista de esta grabación en la que se enfrenta a algunas de las obras más representativas de los primeros años del minimalismo norteamericano, escritas en su momento para teclados o para formaciones instrumentales más amplias.
La producción para guitarra de Philip Glass es realmente escasa. Hay algunos pasajes en su ópera “The Fall of the House of Usher”, casi obligados por ser ese el instrumento que toca en algunos momentos del texto de Poe el personaje de Roderich Usher. Al margen de eso, hay fragmentos de guitarra eléctrica en la banda sonora de “Mishima” y alguna que otra adaptación que ya hemos comentado por aquí. El segundo compositor que aparece en el disco es Steve Reich, igualmente poco atraído por la guitarra a pesar de que esta protagonice una de sus obras más conocidas como es “Electric Counterpoint”. Pese a todo, el propio compositor ha dado su bendición a algunas transcripciones para guitarra de piezas como “Nagoya Marimbas”, rebautizada como “Nagoya Guitars” que han demostrado que funcionan muy bien interpretadas a las seis cuerdas.
Parece que estamos ante un cierto resurgimiento de la guitarra en este ámbito ya que no son pocos los discos que han aparecido en los últimos tiempos con este tipo de adaptaciones de piezas contemporáneas y, particularmente, de obras minimalistas. Dentro de esta tendencia, el sello del propio Philip Glass, Orange Mountain Music, nos ofrece una nueva muestra. En “Minimalist Guitar Music”, Massimo Menotti revisa composiciones claves de dos gigantes del género.
“Music in Similar Motion” - Glass escribió esta obra en 1969 sin definir una instrumentación concreta. La grabación original recogía su versión para tres órganos, saxos y flauta aunque la partitura inicial sugería una formación de flautas, clarinetes y trompa. Existen versiones para teclados, para orquesta de cámara, y para diversas combinaciones de cuerdas y vientos. La interpretación de Menotti, de una exactitud metronómica, nos da una visión renovada de la obra en la que no echamos de menos nada respecto a otras versiones que hemos escuchado en estos años. El segmento final, el más hipnótico de todos, es fantástico. En él, el guitarrista consigue un sonido absolutamente compacto que multiplica los efectos psicológicos que todas las obras minimalistas del periodo inicial provocan en el oyente, jugando con la percepción hasta límites que ningún otro género consigue.
“Two Pages” - La segunda obra de Glass presente en el disco es “Two Pages” (1968). Seminal trabajo para piano o teclado eléctrico que ya adaptó a la guitarra Dominic Frasca en 2005. Más esquemática, si cabe, que la pieza anterior. Considerada uno de los mejores ejemplos de la técnica “aditiva” de Glass, tiene algún punto en común con las obras de “fase” de Reich, al menos en su punto de partida (no es casual que la obra, al menos en un principio, estuviera dedicada al propio Reich). El compositor propone una breve frase melódica que se repite una y otra vez durante toda la pieza. Sin embargo, donde Reich comienza a jugar con la interpretación “fuera de fase” de un duplicado de esa frase, Glass lo que hace es añadir nuevas células musicales tras cada grupo de repeticiones con lo que la pieza crece y evoluciona constantemente en el tiempo. También el número de repeticiones va creciendo a la vez. Menotti comprende perfectamente la idea y nos ofrece una versión fantástica que, intuimos, también debe ser físicamente agotadora.
Primera de las dos páginas de la partitura de "Two Pages". Sí, se titula así precisamente por eso.
“Piano Phase” - En 1967, Steve Reich llevó a la interpretación real sus experimentos “de fase” con cintas magnetofónicas. En aquellos, el músico superponía dos grabaciones idénticas acelerando una de ellas poco a poco de manera que las dos iban separándose en el tiempo de forma paulatina creando un efecto sonoro absolutamente sorprendente. Las primeras piezas creadas con esta técnica partían de grabaciones de frases sueltas y el músico decidió que lo mismo podría hacerse con instrumentos convencionales. Primero probó a confrontar una grabación con una interpretación a cargo de un músico en directo que sería quien paulatinamente se “sale de fase”. Más tarde llegaron las versiones a cargo de dos intérpretes reales. “Piano Phase” fue la primera de muchas obras creadas con esa técnica y, curiosamente, una de las piezas favoritas de muchos guitarristas que la han incorporado a su repertorio en directo enfrentándose a una grabación propia, lo que no deja de resultar curioso puesto que el propio Reich, a falta de una “Guitar Phase” compuesta específicamente para el instrumento, optó por “Violin Phase” (1967) a la hora de escoger una pieza que pudiera transcribirse para la guitarra creando así “Electric Guitar Phase” en el año 2000.
Si hay algo que define muy bien la música contemporánea es la versatilidad de la misma a la hora de ser interpretada. Las orquestaciones de las piezas son tremendamente variables y, en muchos casos, los propios compositores renuncian a indicar una formación instrumental concreta en las partituras. Lo hemos visto recientemente con John Cage y sucede lo mismo en los casos de Glass o Reich. Eso facilita que intérpretes de casi cualquier instrumento puedan disponer de un número virtualmente ilimitado de partituras que ejecutar sin que la obra original se resienta en absoluto. Este disco que recomendamos hoy es un gran ejemplo de ello.
Desafortunadamente no hemos encontrado ninguna grabación que podamos compartir aquí de alguna de las piezas del disco. En compensación, os dejamos una versión de "Piano Phase" que corrobora todo lo que decimos sobre la adaptabilidad de esta música a cualquier tipo de instrumento: "Game Boy Phase".