El tumor maligno de mama es el cáncer con mayor prevalencia entre las mujeres del mundo occidental. En España se diagnostican 25.000 nuevos casos cada año; el 30% de los tumores detectados corresponde a un cáncer de mama. Visto de otra forma, 1 de cada 8 mujeres tendrá cáncer de mama en algún momento de su vida. La incidencia en España es baja si se compara con los casos registrados en países como Estados Unidos o Canadá, aunque similar a zonas como Portugal o Irlanda. Los avances en medicina han logrado reducir notablemente la mortalidad en los casos de cáncer de mama y el pronóstico suele ser bastante esperanzador, sobre todo si la detección se realiza de forma precoz, en los estadios más iniciales de la enfermedad.
Existen dos técnicas para eliminar el tumor maligno de mama: la mastectomía, más efectiva, y la lumptectomía, menos invasiva. La principal diferencia estriba en la extirpación o no de la mama completa, un aspecto que preocupa a muchas mujeres por las implicaciones psicológicas que tiene. Además de las secuelas físicas, el aspecto de los pechos tras la extirpación puede provocar secuelas emocionales que ralentizan la recuperación postoperatoria. De ahí que para elegir una u otra se tenga en cuenta no solo la opinión del facultativo sino también de la propia paciente.
Cómo se diagnostica el cáncer de mama
Afortunadamente, los programas de prevención del cáncer de mama instaurados en la práctica totalidad de las comunidades autónomas de nuestro país han favorecido el diagnóstico precoz, mejor control y tratamiento de esta enfermedad. El protocolo, con revisiones anuales o bianuales en las mujeres mayores de 50 años, permite diagnosticar el cáncer de mama en su fase inicial. Si se detecta en primera instancia, la probabilidad de sobrevivir a la enfermedad es muy alta.
Las pruebas diagnósticas que se realizan de forma preventiva suelen consistir en una exploración física y la realización de una mamografía o radiografía de las mamas, que es el método más eficaz para elaborar un diagnóstico preciso y fiable. A pesar de ser una prueba habitual y sencilla, a menudo resulta molesta para la paciente. El especialista, tras observar la imagen resultante y compararla con las mamografías previas que consten en el historial de la paciente, hará un informe con los posibles quistes, masas o tumores que sean visibles. La mamografía permite localizar lesiones en fases muy iniciales, cuando todavía no son detectables mediante una exploración ni tampoco se ha extendido a otros ganglios o incluso a otros órganos.
Si el resultado de la mamografía es positivo, el médico valorará las características del tumor y sugerirá un tratamiento. En primera instancia, la paciente tendrá que someterse a cirugía para extirpar la masa tumorosa. Tras la extirpación, es posible que sea necesario completar el tratamiento con radioterapia, sobre todo si en la cirugía se preservaron los ganglios sanos de la mama.
Los médicos suelen recomendar a las pacientes que se hagan autoexploraciones periódicas como método de prevención. En cambio, este método resulta poco fiable: solo el 50 % de los tumores se pueden detectar mediante un examen físico.
Lumpectomía frente a mastectomía
La lumpectomía es una intervención quirúrgica que consiste en la eliminación del tumor localizado en las glándulas mamarias y parte del tejido sano de alrededor. Esto garantiza un margen de seguridad, de manera que todas las células cancerosas, incluso las más incipientes, habrán sido extirpadas. A diferencia de la lumpectotomía, la mastectomía implica extirpar toda la mama.
La mastectomía tiene gran impacto psicológico en la mujer y merma su calidad de vida. La pérdida de un pecho afecta a la percepción de su propia imagen y deteriora sus relaciones sociales, sobre todo las de pareja. Por eso los oncólogos recomiendan optar por la lumpectomía siempre que se den las condiciones necesarias. Esta técnica solo es eficaz cuando el tumor maligno es de pequeño tamaño (inferior a 4 centímetros) y está localizado. Las posibilidades de que sea un tumor recurrente o incluso de sufrir metástasis son mayores en mujeres que se someten a una lumpectomía y, de esa manera, conservan la mama.
Ventajas y desventajas de la lumpectomía
La lumpectomía tiene como principal ventaja que la mujer puede conservar la mama, aunque en ocasiones su apariencia es diferente a la del pecho sano. En esos casos, la paciente puede someterse a una operación de cirugía estética que mejore su aspecto. Además, otra ventaja es que al ser una cirugía más sencilla, la recuperación es más rápida y fácil que si se sometiera a una mastectomía.
Pero no todo son ventajas. Por contra, es muy probable que el oncólogo determine un tratamiento de radioterapia durante un par de meses, para aumentar las garantías de eliminación de todas las células tumorales. Ante esta situación, la mujer que planifique una operación de cirugía estética para igualar el aspecto de sus pechos tendrá que retrasarla hasta finalizar el tratamiento de radioterapia.
Además, el riesgo de desarrollar un nuevo tumor maligno o incluso de sufrir metástasis es mayor en mujeres que optan por una lumpectomía que en las que deciden extirpar el pecho completo mediante una mastectomía.
Postoperatorio y recuperación tras una operación de lumpectomía
Recuperar el ritmo de vida normal tras una operación requiere tiempo y paciencia. En el postoperatorio, el alivio de haber superado la operación así como las atenciones de los médicos y enfermeras harán que disminuya la ansiedad y ayudarán a recuperar fuerzas.
La lumpectomía, a pesar de ser una operación menos invasiva que la mastectomía, requiere anestesia. Tras la operación, el equipo médico monitorizará las constantes vitales para hacer un seguimiento de los efectos de la anestesia y detectar cualquier complicación que pueda surgir en el postoperatorio más inmediato. Las infecciones, aunque no son habituales, son uno de los problemas más frecuentes tras una operación. Si no son tratadas adecuadamente pueden, incluso, poner en riesgo la vida del paciente. Cuando los efectos de la anestesia hayan desaparecido, si no ha habido complicaciones, probablemente determinen la conveniencia de continuar la recuperación ya en planta.
Durante los primeros días, los profesionales de la salud prescribirán medicamentos para mitigar el dolor y frenar posibles infecciones. A los pocos días recibirá el alta, si todo ha ido bien. Eso sí: volverá a casa con un aparatoso vendaje que tendrá que mantener casi dos semanas, tiempo que tardarán en curar los puntos de sutura. El médico o enfermero la citará a los quince días para la primera revisión post operatoria. En esa revisión, por fin, la liberarán de las vendas, le quitarán los puntos y también los tubos de drenaje.
Como en cualquier proceso postoperatorio, es importante mantener una buena higiene y seguir las instrucciones del personal sanitario. Además, un buen descanso acelera la recuperación, por lo que se debe procurar dormir todo lo que puedas. Los puntos y el drenaje pueden resultar incómodos y un movimiento inapropiado puede causar dolor. Por lo general, es aconsejable dormir del lado opuesto al de la cirugía. En cualquier caso, hay que ver qué postura resulta más cómoda. Se puede recurrir a infusiones o remedios naturales para favorecer el sueño. No olvidemos consultar con el especialista antes de recurrir a cualquier medicamento.
En cuanto a la ropa interior, debemos evitar el uso de sujetadores con aros, no sólo porque pueda resultar doloroso sino también por el riesgo de dañar la sutura. En el mercado existen infinidad de sujetadores deportivos e incluso productos específicos para favorecer la recuperación tras una mastectomía o lumpectomía. Tengamos en cuenta que deberemos llevar sostén día y noche, con el objetivo de reducir cualquier gesto o movimiento inadecuado que cause dolor.
Durante todo el proceso de recuperación, consultaremos con el oncólogo y el resto del equipo sanitario cualquier duda o inquietud. A las pocas horas de la operación, el doctor recomendará comenzar a hacer algunos ejercicios simples para tonificar la musculatura del brazo y hombro. Estos ejercicios irán variando a medida que avance la recuperación.
Una de las consecuencias negativas más frecuentes del tratamiento para combatir un cáncer de mama es el linfedema o acumulación anormal de líquido en el tejido blando por la obstrucción del sistema linfático. Al ser un trastorno crónico y progresivo, el médico especialista permanecerá alerta para detectar el problema cuanto antes y establecer las pautas adecuadas para su tratamiento. La prevención pasa por ser constante en la realización de los ejercicios que recomiende el ginecólogo o el oncólogo. Una vez diagnosticado el linfedema, el tratamiento suele consistir en la elaboración de una tabla de ejercicios por parte de un fisioterapeuta, orientados a aminorar el desarrollo de la enfermedad y disminuir las posibles molestias que ocasione.
Además de acudir a las revisiones periódicas, quizás necesitemos compartir la experiencia y resolver dudas con otras mujeres que hayan pasado por el mismo proceso. Existen varias asociaciones y organizaciones a nivel nacional y también de ámbito local que prestan apoyo a las mujeres que se enfrentan al cáncer. Tanto si nos enfrentamos a una mastectomía como si lo hacemos a una lumpectomía, ¡nunca caminaremos solas!