Showtime TV Series, Michelle Ashford, 2013
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Todo lo que nos queda por hacer
Difíciles son siempre los comienzos de todo pionero, sea cual sea la materia que aborde. Compleja es la temática sexual y peores fueron a este respecto los años 60 del mundo que conocemos.
Con esta premisa se levanta en la cadena estadounidense Showtime del año 2013, la serie Masters of Sex, que recuerda a los que ya conocían la historia y cuenta de nuevas a los más jovenzuelos, que hubo una vez una pareja dedicada a investigar el modo y el recorrido, duración y alcance de la fase de excitación sexual del ser humano.
En su informe sobre la Respuesta sexual humana (1966) William Masters y Virginia Johnson estudiaron desde un punto de vista científico basado en observación, análisis y comparación de resultados, a cientos de parejas durante la práctica del sexo en una sala reservada para tal fin, dentro del hospital en donde él trabajaba como ginecólogo y ella, inicialmente, como su secretaria.
La serie entretiene mucho; es muy interesante dejarse enganchar por una trama que se sostiene exclusivamente en conflictos de temática sexual, que afectan a todo tipo de personajes principales y secundarios.
El sexo, que es y que también fomenta conflicto, se aprovecha aquí con indiscutible acierto. Las disfunciones sexuales se plantean como materia argumental; se destruyen relaciones de pareja, se establecen vínculos emocionales que pueden carecer de toda lógica o sensatez y sobre todo: se abren infinidad de opciones y alternativas a la comunicación entre humanos.
Sin embargo, al leer la biografía escrita por Thomas Maier sobre William Masters y Virginia Johnson, se da una cuenta de varias cosas:
-Que el trabajo de estas dos personas fue complicado y sin precedentes. Ambos científicos se enfrentaron a al oposición de colectivos conservadores, a psicólogos e investigadores consolidados en la materia con teorías mucho anteriores, a sus propios familiares y a sí mismos, que inevitablemente acabaron relacionándose sexual y sentimentalmente (por este orden) entre sí.
-Que la serie abunda en subtramas muy bien construídas que como (casi) siempre sucede, son pura ficción.
-Que Lizzi Caplan y Michael Sheen son dos actores con carisma y atractivo innegable, pero bien alejados de las personas reales a quienes interpretan.
-Que gracias a ellos, hoy muchos pueden decir abiertamente que todavía les quedan muchas "cosas" por hacer.