Y de proporciones gigantescas es en lo que se ha convertido Siria, una tormenta perfecta porque resulta difícil que se conjunten tantos factores diabólicamente entrelazados.
Un dictador con parte de su ejército masacrando a un pueblo; unas fuerzas rebeldes heterogéneas y no menos crueles; la canalla del terrorismo islámico con todas sus marcas aprovechando el “río revuelto”; las grandes potencias de la zona-Arabia Saudí e Irán- enfrentadas queriendo someter el país a su área de influencia; EEUU y Rusia, con intereses diferentes, se miran de reojo, como si volviesen a la guerra fría.
Como telón de fondo, la ONU con su clamorosa inutilidad cuando los grandes no se ponen de acuerdo. Y los sirios muriendo o huyendo por millones. ¡Vaya mierda de mundo que habitamos!