La Torre Calahorra controla desde la orilla izquierda del Guadalquivir el transito por el Puente Romano de Córdoba. El robusto torreón es hoy la sede del Museo Vivo al-Andalus, parte de una encomiable fundación que muestra como la diversidad y el mestizaje son riqueza cultural.
La Calahorra merece visitarse por sí y por su vista desde la terraza. El valor aumenta con la muestra que en su modestia es muy meritoria. La brillante cultura andalusí y su desarrollo matemático están vivos, haciendo cierto su nombre.
Faltan objetos originales que quedan sustituidos por copias como la azafea, fiel reproducción de la conservada en Barcelona, o los instrumentos quirúrgicos de Abulcasis.
No hay que perderse los dioramas de la planta alta que muestran la vida cotidiana de la Córdoba califal. El correspondiente a la educación y enseñanza de la astronomía copia una estampa oriental con mucho gusto. Hasta el detalle de ver un globo celeste a través de la ventana.