La iglesia y monasterio de San Vicente de Fora domina con su impresionante mole el Este de Lisboa. La construcción actual, de finales del XVI e inicios del XVII, puede recordar el manierismo escurialense del que es casi contemporáneo.
Los dos grandes patios del monasterio y sus escaleras están totalmente cubiertos en casi sus tres plantas de azulejos del siglo XVIII. Por si esto fuera poco, se exhiben allí además treinta y ocho bellos paneles de Las fábulas de Jean de la Fontaine.
Como ha hecho en otras ocasiones, mi i-lusa amiga Merche, ceramista de Xátiva, me puso sobre la pista de estas deliciosas ilustraciones de las fábulas.
Hemos seleccionado dos historias cuyos protagonistas son matemáticos. El panel numero once está dedicado a Demócrito y los abderitas: la población local considera loco al filósofo matemático hasta que una visita de Hipócrates les hace dudar de la opinión mayoritaria. El panel recoge el encuentro de ambos sabios.
El panel veintiuno es El Astrólogo y cuenta el momento en que un observador de las estrellas con telescopio se cae a un pozo por contemplar el cielo ignorando lo que hay bajo sus pies. La Fontaine se hace así eco de una historia reiterada que empieza con Tales de Mileto y las carcajadas de una muchacha tracia que le ve tropezar. Un entrañable libro, de los que crean afición por la lectura, de Hans Blumenberg titulado La risa de la muchacha tracia desgrana la anécdota de Tales a lo largo de la historia.
En bastantes ocasiones el discurso escolar carece de narrativa, se hace frío y sin vida. Estos paneles azul cobalto son un ejemplo de articulación de un relato donde la literatura, la historia, la ética y la matemática se ensamblan con el arte y lo bello.
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