Maternidad
3 agosto 2014 por paushada
Hace poco no tener hijos era sinónimo de infelicidad. Yo diría que aún hoy la gente te mira como si fueses un bicho raro y reprimen a duras penas comentarios del tipo: se te va a pasar el arroz, ¿para cuándo el niño?, mira que luego en lugar de madre vas a ser abuela… La cosa se agrava cuando formas pareja y los niños no vienen. Te dan un par de años de gracia como mucho y luego atacan: ¿pero qué pasa, hay algún problema?, pues empiecen a hacerse las pruebas ya porque luego igual es demasiado tarde… La posibilidad de que, sencillamente, no quieras hijos, no entra en sus cabezas.
Lo cierto es que cada vez más mujeres eligen otras cosas. Optan por dedicar más tiempo a su vida profesional, por emplear su ocio en actividades a las que no tendrían acceso si hubiese niños de por medio, por compartir su vida de forma más intensiva con su pareja, con su perro o consigo mismas. Miran a su alrededor, contemplan a hermanas o amigas y deciden que no están dispuestas a renunciar a muchas cosas por tener hijos, deciden que no les compensa renunciar a vivir del modo que prefieren.
Ni todas tienen instinto maternal ni todas escuchan el tic tac del reloj biológico. Muchas, sencillamente, pasan de tener hijos y serían mucho más felices si su entorno no estuviera cuestionando constantemente esa elección y las dejara en paz.