Al hilo de un post que hace unos días publicó Madre Reciente en su blog y que os invito a leer (pinchad aquí para ver el enlace), he ido reflexionando sobre algunas de las ideas que ella comenta. Y, ¡madre mía! cuanta razón tiene.
Veréis, yo soy de esas madres a las que llaman "a tiempo completo". Trabajo, sí, pero por mis peculiares horarios y las necesidades de Rayo dedico una parte importante de mi día a él. Necesita comer en casa, así que él no nota ausencia alguna: le llevo al cole, le recojo a mediodía, comemos juntos, le llevo al cole, le recojo del cole...... y luego organizamos la tarde, le doy la cena,... Y entre medias, trabajo, organizo la casa, y esas obligaciones que todo hogar y familia conllevan. Papá sin complejos asume sus funciones cuando llega a casa claro, pero de lunes a jueves esas tareas se reducen a lo mínimo. Ya sabéis cómo funciona esto de los horarios laborales.
Así que el tiempo ese necesario que toda persona debería tener al día, al menos para no pensar, para descansar, para dedicarse a uno mismo, se queda reducido al momento de la ducha calentita cuando mi hijo se acuesta. Ese es mi tiempo de desconexión y dedicación diaria. Me permito algún placer que otro, como el ir a Yoga, pero si las cosas se tuercen: enfermedad infantil, trabajo de papá, enfermedad propia.... pues se acabó mi hora de relax, como ha sucedido los dos últimos meses. De hecho hoy retomo mis clases, y ando con los dedos cruzados, por si las moscas.
A medida que Rayo se ha hecho mayor y ha dejado de tener esa dependencia-lapa he ido delegando, en los momentos que se puede, para tener mi propio espacio más allá de la maternidad. Porque aunque parezca mentira, además de madre soy mujer, persona y necesito otras cosillas. Y conste que son cosillas muy sencillas, pero también muy necesarias para mantener la cordura. Porque no nos engañemos, mamás, vosotras sabéis tan bien como yo, que vamos en la cuerda floja, y a veces dudamos en que realidad nos movemos, si en la de la locura o en la de la cordura. La línea es muuuuuuy fina ;)
¿Y qué necesito? Un café con mis amigas, una salida a cenar sin niños, unas risas cómplices con personas que te comprenden y a las que quieres, una cenita con tu marido a solas, una peli de moda, un rato de lectura a solas, una sesión de meditación ..... Todo ello me ayuda a recuperar ese "yo" olvidado, y eso me ayuda a resituarme porque ser madre todo el rato, sin pensar en nada más es agotador. Y después de 6 intensos años una necesita tener algún periodo que otro de descanso.
Pero claro, entonces llega la culpa, con su guadaña y su susurro en la oreja. Y me resisto a sentir culpa. Porque sé que dedico a mi hijo un tiempo increíble, porque me ocupo de todas sus necesidades, físicas, emocionales, porque la maternidad no implica renunciar a ti. Y porque cultivar otros aspectos de tu vida implica salud mental. Y, hace mucho que me quedó claro que mi salud mental implica un mayor bienestar de todos en esta casa. Y sino preguntad a Papá sin complejos :D
Así pues hoy voy a ir a yoga, tengo un café pendiente con unas amigas para echarnos unas risas, tengo otra cita pendiente con otra amiga, que me debe un spa y por supuestísimo tengo una cita con mi marido para pasar una noche de hotel. Eso sí, abuelos, echadnos una manita :D