Revista Opinión

Maternidad surrogada

Publicado el 14 enero 2013 por Alchavida
MATERNIDAD SURROGADAÁngela Aparisi, profesora del Máster de Bioética de la Universidad de Navarra, y José López Guzmán, director del mismo Máster, han publicado hace poco un artículo tituladoAproximación a la problemática ética y jurídica de la maternidad surrogada en la revista Cuadernos de Bioética.
Llega el libro cuando el Ministerio de Sanidad anuncia que ha llegado a un acuerdo con las comunidades autónomas para reformar la Cartera Común Básica, que recoge los servicios financiados por la sanidad pública en todo el territorio nacional, y que había sido actualizada por última vez en 2006. En la nueva versión, que todavía no se ha publicado en el BOE, se restringen las condiciones para el acceso gratuito a ciertos tratamientos, entre ellos los de reproducción asistida.
Se señala un límite de edad para recibir tratamientos de fertilidad: para los hombres, serán los 55 años; para la mujer, los 38 si se trata de inseminación artificial y 40 si es una fecundación in vitro (FIV). También habrá límite de intentos (ciclos): cuatro y tres respectivamente. Además, se fijan otros requisitos generales: entre otros no haberse practicado una vasectomía o una ligadura de trompas. Se financiarán las terapias de infertilidad cuando esta sea estrictamente patológica.
Los colectivos de lesbianas y las madres solteras por elección ya han comenzado a protestar. En su opinión, las restricciones propuestas representan un atentado contra la mujer a la que la autoridad no permite realizarse como persona. Incluso, en Asturias algunas parejas de lesbianas han llevado sus denuncias a los tribunales. No les ha servido de nada. 

En el fondo, lo que está en tela de juicino no es más que la medicina a gusto del consumidor. En las últimas décadas, han aparecido en Occidente unos servicios de medicina consumista, a gusto del usuario. Prácticas como la cirugía estética o la crioconservación de óvulos responden casi siempre a motivos personales y sociales, pero no a verdaderos motivos médicos. Lo mismo podría decirse de los casos de mujeres que quieren ser madres a toda costa después de la menopausia. No parece que, especialmente en un momento en que el sistema sanitario debe hacer economías, esas intervenciones caprichosas deban sostenerse por todos.



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