Maternidad y el respeto.
No se como comenzar esta entrada, intentaré explicar el por qué primero.
Escribí una entrada sobre el destete de mi niña y recibí muchas opiniones, mensajes y correos, y en todos sentí la necesidad de explicar y contar emocionalmente que ese destete, pese a lo rápido e inesperado para mi, pese a que escoció, a que sentí durante un tiempo que algo se rompía, pese al dolor, pese a todo fue mas fácil de llevar que los meses de agitación que sufrí en el anterior embarazo.
Muchas mujeres, me escribieron para explicarme lo mal que se sentían con sus sentimientos de rechazo y la gran mayoría los desoía para seguir amamantando a su hijo. Anteponiéndoles.
Seguramente lo veáis lógico, que una madre anteponga a su hijo sobre todo lo demás, pero hablamos de la necesidad de apego, de calor, que aunque primaria y necesaria, es sustituible por besos, abrazos… Por otras demostraciones de amor.
Hablamos de explicarle a un niño como nos sentimos.
Esta es solo mi opinión, no pretendo que nadie se sienta bien o mal por sus actos, es solo la opinión y comparación entre los míos.
No es una crítica, pero si una exhortación, quiérete! Querámonos! Como mujeres, como personas.
Cada vez más, huyo de los clichés que se van formando en torno a la crianza, no hablo de vertientes que sigan tales o cuales pensamientos, hablo de la crianza en general, de la forma es que se entiende la maternidad, precisamente ahora que cada vez mas se escuchan corrientes de mujeres emponderadas y con ideas claras sobre sus cuerpos y elecciones maternales, me sorprendo descubriendo que la gran mayoría juzga a las demás por sus decisiones, desde un punto de vista patriarcal, porque tenemos interiorizado que decidir ser madre implica dejar de ser persona.
Mi opinión no va en contra o a favor de quien decide quedarse en exclusiva con sus hijos, ni de quien sigue adelante con su profesión, simplemente yo estoy a favor de las mujeres, de las madres, creo que si bien la maternidad nos cambia profundamente y es algo que a mi personalmente me ha crecido y mejorado como persona, no he dejado de ser eso, una persona.
Y como tal he tomado mis decisiones. Debemos tomarlas desde el conocimiento, desde la afirmación rotunda de que nos harán felices.
Puede pareceros egoísta si leéis en vertical, yo también antepongo a mis hijos en casi todas las parcelas de mi vida, pero no creo que sean correctas actitudes, o comportamientos que nos dañen en pos de otros que no supongan daño o sufrimiento a nuestros hijos. Demos la vida por ellos, pero no por algo que sepamos sustituible o innecesario.
Esto comenzó con las mujeres que se sentían mal al sufrir agitación del amamantamiento, que sentían su rechazo como un crimen a la humanidad, yo también me sentí así cuando no sabía del tema, y me desgarraba por dentro sentir que no era la madre que habría soñado para mi hijo, en lugar de pararme y pensar que la naturaleza y mi cuerpo es sabio, y tal vez, sólo tal vez, la agitación y la necesidad intrínseca de destete era una necesidad de mi cuerpo.
Lo enmudecí, no supe darle nombre y seguí adelante con la lactancia durante el embarazo, y fue duro.
Duro sentir el rechazo hacia mi hijo y muy duro no escuchar a mi cuerpo.
Mantuve la lactancia pese a todo, apretando los dientes, entre lágrimas cuando daba una teta que mi mente pedía a gritos que alejara.
Me sentí incongruente conmigo misma.
Faltando a todo lo que había creído hasta entonces,
Sintiéndome vejada por mi instinto, obligándome a hacer algo que mi cuerpo repudiaba.
Y sin embargo lo hice. Lo hice por amor.
Porque creía que era lo correcto.Y así lo plasmé.
Ahora pienso que diez días de sangrado apenas de 4 semanas de embarazo, o un inicio de parto a las 26 semanas que hubo que parar hospitalizando daban la razón a mi cuerpo rechazando la lactancia.
Y no, no creo que amamantar provoque pérdidas o abortos, no en la gran mayoría de casos, pero si puede ser un factor cuando algo no va bien.
No hay estudios al respecto, y aunque algún experto me contradiga y probablemente con toda la razón, desconocemos muchas cosas.
He lactado en dos embarazos y tan solo puedo decir:
Si tu naturaleza lo rechaza, por algo será.
Escuchemos nuestro cuerpo.
Como mujeres, como madres, nos debemos antes que cualquier otra cosa, un respeto a nosotras mismas, la maternidad no puede significar un grillete permanente a nuestra alma.
Como mujeres se que anteponemos nuestro lado materno a todo lo demás, se que daríamos la vida y el alma por ellos, porque es lo que nos pide nuestro sentimiento mas primario maternal, pero también es lo que nos pide todo lo que nos rodea, la sociedad, nuestro entorno, la conciencia común nos exige ese comportamiento.
Cuando te conviertes en madre dejas de ser una persona, o tu persona, mas bien, pasa a un segundo plano.
No es justo, no es lógico, es incongruente.
La mayoría de mujeres que conozco ha llegado a la maternidad feliz y por decisión propia, en caso de no ser así, han aceptado con amor y alegría, tras el susto inicial, su cambio vital.
Si llegamos felices e ilusionadas a la maternidad por qué permitir que nos ahogue?
Nada, nadie, ni siquiera nuestros hijos deberían poder hacerlo.
Aguanté todo el embarazo que Princeso mamase pese a todo, pese al dolor, y me convencí a mi misma de que era lo correcto, de que mi amor por el, podía con todo.
Me sentía mal y mi forma de rectificar el error de mi cuerpo al rechazarle era desoírlo y sufrir.
Princeso no entendía porque mamá lloraba cuando le daba el pecho.
Con Princesa creo que si entendió el destete, mamá tiene pupa por eso no puede darte.
Mamá es mas feliz, si no te da.
Como mujeres debemos emponderarnos y escuchar nuestro corazón y nuestro cuerpo, la lactancia es un binomio,la vida suele serlo en muchas ocasiones, tu también eres parte importante en el
Respétate, busca el termino medio donde ambos seáis felices, puede parecer difícil pero podéis lograrlo.
La maternidad es para la mayoría de mujeres un regalo.
No permitamos que se convierta en un sufrimiento.
Maternidad. Oleo. Vilma Fabretti de Amarillo.