¡No soy perfecta! Claro que pierdo los estribos cada tanto, aunque soy una mujer con mucha paciencia… hay pocas cosas que me sacan de quicio: las malas contestaciones y el mal humor.
El mal humor me saca, sobre todo el mal humor a la mañana. Despertarme y que me ladren…. no lo soporté nunca!!! De mis hijas, la que tiene es costumbre fea es Bernarda. ¡Cómo detesto que me haga un berrinche (¡al vicio!) cuando estoy recién levantada!
Normalmente me aguanto como reina los caprichos y rabietas. Aprendí a contar hasta mil en números romanos para no enojarme. Y normalmente, me da resultado. Mis hijas más grandes saben cómo se va gestando la tormenta cuando va cambiando mi tono de voz.
Muchas veces me hago la enojada para que ordenen sus cosas. Finjo perder la paciencia. Pero es todo una puesta en escena. Como soy bastante desordenada, pasan días en que reina el caos en mi hogar. Pero un buen día “veo” el desorden y me molesta. Y ahí es cuando todas nos ponemos a acomodar. Y si se ponen de mal humor por eso, ahi si pierdo la paciencia.
Cuando grito, al tranquilizarme pido disculpas. Si me enojo de más (yo sola me alimento mi bronca cuando pierdo la paciencia) también pido disculpas.
Al fin y al cabo, no soy más que una simple mortal. Una mortal muchas veces desbordada.
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