“Las matemáticas pueden ser divertidas” es la frase destacada del presidente federal Johannes Rau cuando hace una década se inauguró el museo Mathematikum en la ciudad universitaria de Giessen, situada a unos 60 km al norte de Francfort.
Lo más notable de un museo cuya propuesta es hacer matemáticas con las manos es su apuesta por las matemáticas en familia: todas las generaciones desde los más pequeños tienen que engancharse a las actividades.
Jugar con pi, con el número de oro, las reflexiones, los poliedros, las pompas de jabón, los mecanismos, o las construcciones son algunas de las propuestas del recorrido a lo largo de las tres plantas del bullicioso edificio.
El interesante museo itinerante de matemáticas de Catalunya va en la misma línea pero el reto pendiente es convertir el aula de matemáticas en un laboratorio de forma que lo lúdico y el aprender haciendo no haya que buscarlo fuera de clase. Se debe hacer más matemáticas en la calle porque hay mucho que descubrir en la vida cotidiana pero el aula tiene que ser ante todo un lugar activo y vivo.