La autora
Matilde Asensi nació en Alicante el 12 de junio de 1962. Estudió periodismo en la UAB (Univ ersidad Autónoma de Barcelona) y lo ejerció en RNE (Radio Nacional de España) y en la Agencia EFE. En 1999 publicó su primera novela, El Salón de Ámbar, y con Iacobus (2000) empezó a conquistar un territorio de lectores que copaban entonces sólo algunos grandes escritores extranjeros. El éxito la ha acompañado: sus obras, que han ganado numerosos lectores y premios, han sido traducidas a 15 idiomas. Su tercera novela, El último Catón (2001), es posiblemente la más conocida y aclamada internacionalmente. No es sólo su novela más vendida, sino que sigue siendo un referente para los que gustan de la historia, la aventura y el conocimiento. En 2003, en El origen perdido, Asensi combina hábilmente los secretos con los hackers informáticos, y en Todo bajo el cielo (2006) lleva a sus lectores a la China del Gran Emperador. Sus últimas novelas, Tierra firme (2007), Venganza en Sevilla (2010) y La conjura de Cortés (2012), forman una exitosa trilogía que también ha sido publicada en un único volumen, Martín Ojo de Plata, que cuenta con más de un millón de lectores. El regreso del Catón (2015) es su última salida a las librerías.
La novela
Al acabar la lectura de una obra, Amazon solicita una calificación de la misma. Yo, a esta voluminosa novela de más de 600 páginas que adquirí el pasado Día del Libro, le he dado un 3 sobre 5. Es una nota intermedia, una calificación que no compromete ni a favor ni en contra, una valoración neutra, ¿Por qué esta indefinición? Me explicaré. Por un lado estas novelas que mezclan religión, esoterismo, arqueología, criptografía, paleografía, Vaticano, sectas religiosas y tal más el importante componente de la aventura y una cierta dosis por aquí y por allá de romanticismo, no forman parte del tipo de literatura que más me gusta. Pero por otro lado sí que he leído algunas de ellas pues, al no encerrar su lectura dificultad alguna, me parecen apropiadas como divertimento y pura evasión. Precisamente esto último es lo que me ha sucedido en esta ocasión, pues la historia de estos inteligentes y entre sí enamorados aventureros es perfecta para llenar esos tiempos muertos que todo viaje largo, -como el que realicé el pasado fin de semana-, conlleva.
Verdaderamente esta historia de la búsqueda del supuesto enterramiento de Jesús de Nazaret y de otros familiares suyos me ha entretenido mucho. El entretenimiento lo logra la autora combinando tres ingredientes:
- Una buena base documental e histórica le sirve para lanzar una serie de verosímiles hipótesis sobre las imaginadas vicisitudes vividas por estos ficticios osarios desde su descubrimento, su ocultación por la Iglesia fundada por San Pablo, el cuidado de los mismos adoptado por la secta judeocristiana de los ebonitas, el robo que de ellos hicieron los mongoles en el siglo XIII en una de sus incursiones en territorios de Siria, Irak, Gaza y Palestina, su utilización como presente para agradar a altos dignatarios de éstos o de otros lugares, su pérdida, etc., etc.
- El ingrediente de la aventura consistente, como suele suceder en los cuentos tradicionales, mágicos y maravillosos, en la superación de pruebas, que en el contexto religioso en que estamos se basan en esta ocasión en las Ocho Bienaventuranzas del Cristianismo, que los arriesgados expedicionarios han de saber bien interpretar para no caer en las maquiavélicas trampas que los guardianes de los osarios colocaron siglos ha en el camino hacia los osarios para impedir o dificultar al máximo su expolio.
- Y por último, como elemento de distensión narrativa, estarían las relaciones personales entre los personajes principales:
- Ottavia Salinas y Farag: muy distintos y muy enamorados. Él es un descreido cristiano copto que fue jefe de la Guardia Suiza vaticana, y ella una ex-monja siciliana de la que su mafiosa familia se ha desentendido por considerar que no ha seguido los dictados de la Familia. Ella es algo cursi. Muchos comentaristas la identifican con la propia Matilde, algo que la autora ni afirma ni niega del todo.
- Kaspar y Abby: Muy enamorados también. El primero es el último Catón: jefe de los staurofilakes que son los salvaguardas del Lignum Crucis. Es padre de un niño, Linus, y lleva fuera del Paraíso Terrenal, sede de la Comunidad, más de tres años. Ella, Abby, es la nieta de los Simonson -Jake y Becky-, los millonarios dueños de la Fundación Simonson y cuyo último deseo estriba en localizar los osarios perdidos.
- Sabira y Gilad: Pese a estar por cultura muy distantes -Sabira es una arqueóloga experta dibujante que pertenece por genealogía a la secta de los ismailitas nazaríes y Gilad Abravanel, arqueólogo de la Universidad Hebrea de Jerusalén- sin embargo la atracción entre ambos es evidente.
- Jake y Becky: los afables, amables y podridos de dinero abuelitos propulsores de toda esta aventura.
- Isabella: Joven de unos 19 años, sobrina de Ottavia y Farag, experta informática (¡naturalmente!) que sirve, debido a su amorosa pero tensa relación con su tía Ottavia, para introducir en la novela un punto de comicidad y cotidianidad.
En otro post de este mismo blog sobre una famosísima novela de Joël Dicker [leer dicho post aquí] señalé algunas características que habitualmente reúne un best seller. Creo que lo dicho allí sirve en gran medida para este relato de Matilde Asensi. Así por ejemplo los resúmenes recopilatorios cada cierto número de páginas; los juegos eróticos entre algunas parejas (mucho más inocentes -¡y hasta cursis!- en Asensi que en Dicker); sorprendentes revelaciones que echan por tierra lo que ya para el avisado lector parecía cantado; detalles sociopolíticos bien distribuidos que sirven para ubicar temporalmente el relato, si bien en este relato van referidos a los hechos documentales e históricos más que al desarrollo de la trama propiamente dicha; los descansos humorísticos que en mi opinión llegan en ocasiones a rozar, si no incurrir, en la inverosimilitud, pues ¿es normal hacer bromas cuando la vida está en juego por falta de alimento, sufrimiento por heridas o situaciones extremas de este tenor?
También, como no podía ser de otro modo, en un best seller que se precie, como es el caso de la novela ante la que nos encontramos, existe una marcada línea que separa 'buenos' -los personajes ya señalados en esta entrada- y 'malos': el Cardenal Tournier, el arqueólogo Hartwig Rau, el capitán de la Guardia Suiza Gottfried Spitteler y toda una secuela de esbirros que, como es lógico es un relato de estas características, sólo buscan hacer el mal.
Para finalizar
A la autora se la ha comparado mucho con Dan Brown por la temática aventurera y criptográfica religiosa de algunas de sus novelas. Esta comparativa la rechaza la española diciendo que «“El último Catón” salió cinco años antes del libro de Dan Brown. Lo que pasa es que yo soy española y a todos los autores españoles nos cuesta mucho vender libros fuera». Esta rotunda afirmación no se ajusta del todo a la verdad, pues "Ángeles y Demonios", novela de intriga y suspense cargada de simbología sobre sectas religiosas del escritor estadounidense, vio la luz el año 2000, si bien su continuación, "El Código Da Vinci", su novela de más éxito fue publicada en 2003 y llevada al cine -aquí sí es donde aparece ese lapsus de cinco años que Asensi cita- en 2006. En mi opinión la similitud en la temática entre ambos autores es evidente, lo que no desmerece para nada a la escritora española.
Con todo a mí, más que a los relatos de Dan Brown, "El regreso del último Catón" me ha recordado constantemente a las películas de la saga Indiana Jones del director norteamericano Steven Spielberg protagonizadas por el actor Harrison Ford; en especial, las tituladas "En busca del Arca perdida"(1983) e "Indiana Jones y el templo maldito" (1984). Por esto me ha sorprendido sobremanera leer en la novela que al personaje de Ottavia la actitud de alguno de los atrevidos y aventureros personajes masculinos de la expedición le recuerda a John Wayne. ¿A John Wayne en un relato que sucede en junio y julio de 2014 y evocado por la narradora que no pasa de los 40 años? Más bien le debiera recordar, por lógica, al famoso arqueólogo y profesor Henry Walton Jones Jr. que tan bien ha sabido representar el actor Harrison Ford. Lo otro me parece un despropósito pues que yo recuerde John Wayne participó en muchas películas de aventuras, pero todas o casi todas situadas en el oeste americano.
Por último quisiera señalar que novelar sobre lo acontecido al cuerpo de Jesucristo tras su muerte en la Cruz no es asunto privativo de la literatura popular. Últimamente Emmanuel Carrère escribió "El Reino" sobre el tema de la desaparición del cuerpo enterrado de Jesús de Nazaret tras su crucifixión [reseñada en este blog. Pinchar aquí]. Al igual que en la novela de Asensi, Carrère viene a sostener que el hecho de que Cristo resucitara fue creado y explotado por una facción de los primitivos cristianos encabezados por San Pablo, el auténtico creador de la Iglesia. Ambos autores echan mano de testimonios documentales tomados de las Escrituras (los distintos Evangelios, El Libro de los Hechos de los Apóstoles, algunos libros del Antiguo Testamento...) para argumentar y reflexionar sobre este hecho esencial para el Cristianismo: la muerte y resurrección de Cristo.
Es obvio, pues, que los asuntos tratados por los escritores vienen en muchas ocasiones a coincidir, pero también es verdad que la puesta en escena de los mismos, su plasmación en palabras, su presentación a través de imágenes apropiadas y de elementos de apoyo relevantes es lo que diferencia a un magnífico autor de una interesante y exitosa novelista. Yo, no tengo ni que decirlo, me quedo con el autor magnífico aunque su éxito popular sea menor.